Menú con listado de calorías

La nueva ley de la ciudad de Nueva York para los menúes que deben exhibir las cadenas de restaurantes sigue generando controversia entre los expertos en obesidad del país. Esta vez, la ataca el presidente de una asociación sobra la obesidad.

18 febrero, 2008

Se trata, otra vez, de obligar a los restaurantes a revelar las calorías
de los platos que ofrecen a su clientela, pero la disposición establece
que deberá ser cumplida a partir del primero de abril. El debate, que ya
lleva años, se entra en si la medida desalienta el consumo o lo aviva.
Están los que piensan que si el menú dice, por ejemplo, que un Double
Whopper With Cheese tiene 990 calorías, los clientes pensarán dos
veces antes de pedirse uno. Otros, piensan lo contrario.

Esta vez la contrateoría la dispara nada menos que el presidente de una
organización de médicos y científicos que trabajan para combatir
la obesidad. David B. Allison, presidente entrante de la Obesity Society, presentó
una declaración jurada ante el Tribunal del distrito sur de Nueva York
que encendió una controversia dentro de su propia organización.

En la declaración, Allison plantea que las nuevas reglas van a tener un
efecto de búmeran, ya sea introduciendo el atractivo adicional del fruto
prohibido o espantando clientes hambrientos que se van a ir a engullir cualquier
otra cosa tanto o más dañina que lo que acaban de abandonar. Según
Allison, es difícil predecir los posibles resultados de la medida.

Hasta aquí, esto podría ser simplemente un debate científico
entre expertos en nutrición. Pero ocurre que el doctor Allison cobró
por escribir el documento en nombre de la Asociación de Restaurantes del
Estado de Nueva York, que ha iniciado una demanda para bloquear la nueva medida.

Muchos miembros de la Obesity Society han puesto el grito en el cielo por el papel
de su presidente en el debate e iniciaron una guerra de e-mails desde que se supo
de su declaración. algunos lo acusan de tener incluso relaciones comerciales
con Coca-Cola, Kraft y Frito-Lay.

Barry M. Popkin, uno de los 1.800 médicos que integran la Obesity Society,
dio a conocer un comunicado personal donde deplora la actitud del presidente electo
de una organización que propende hábitos saludables de comida y
defiende el plan de la ciudad para la redacción de los menúes. Por
su parte, la misma organización Obesity Society, publicó un comunicado
donde dice que dar más — y no menos –información sobre el contenido
calórico de los platos actúa en el interés de los consumidores.

Allison, profesor de nutrición de la Universidad de Alabama, explicó
a la prensa algunas de las razones que lo impulsaron a redactar su declaración.

“Yo persigo la verdad. Creo que hay mucha gente que come distraída
y que aunque se le presente la lista de calorías de lo que consume, va
a seguir comiendo de más. La gente entra a los restaurantes en un estado
de distracción o come mientras realiza otras tareas que distraen. En principio,
las comidas altas en calorías desencadenan el consumo desinhibido. Para
cierta gente, una etiqueta donde diga que la comida contiene demasiadas calorías
podría tener un efecto de corta duración que terminaría dejándolos
todavía más hambrientos y listos para comer más en otro momento
posterior.”

Parece que este mismo doctor Allison expuso argumentos parecidos en 2006 durante
un desayuno auspiciado por Coca-Cola en una conferencia internacional de expertos
en obesidad en Sydney.

Allison, que por aquel entonces era asesor de Coca-Cola sobre temas de obesidad,
ya advertía que las políticas para restringir ciertos alimentos
o bebidas podían tener el efecto contrario de incitar todavía a
mayor consumo.

La disposición estadoual estipula que las cadenas con 15 o más restaurantes
en todo el país, incluyendo los restaurantes de comidas rápidas,
pongan la información en sus menúes o carteles. Se trata del segundo
intento por adoptar las regulaciones. Un juez falló en contra el año
pasado diciendo que la ley debía ser reformulada. La actual fue revisada
según sus recomendaciones.


Se trata, otra vez, de obligar a los restaurantes a revelar las calorías
de los platos que ofrecen a su clientela, pero la disposición establece
que deberá ser cumplida a partir del primero de abril. El debate, que ya
lleva años, se entra en si la medida desalienta el consumo o lo aviva.
Están los que piensan que si el menú dice, por ejemplo, que un Double
Whopper With Cheese tiene 990 calorías, los clientes pensarán dos
veces antes de pedirse uno. Otros, piensan lo contrario.

Esta vez la contrateoría la dispara nada menos que el presidente de una
organización de médicos y científicos que trabajan para combatir
la obesidad. David B. Allison, presidente entrante de la Obesity Society, presentó
una declaración jurada ante el Tribunal del distrito sur de Nueva York
que encendió una controversia dentro de su propia organización.

En la declaración, Allison plantea que las nuevas reglas van a tener un
efecto de búmeran, ya sea introduciendo el atractivo adicional del fruto
prohibido o espantando clientes hambrientos que se van a ir a engullir cualquier
otra cosa tanto o más dañina que lo que acaban de abandonar. Según
Allison, es difícil predecir los posibles resultados de la medida.

Hasta aquí, esto podría ser simplemente un debate científico
entre expertos en nutrición. Pero ocurre que el doctor Allison cobró
por escribir el documento en nombre de la Asociación de Restaurantes del
Estado de Nueva York, que ha iniciado una demanda para bloquear la nueva medida.

Muchos miembros de la Obesity Society han puesto el grito en el cielo por el papel
de su presidente en el debate e iniciaron una guerra de e-mails desde que se supo
de su declaración. algunos lo acusan de tener incluso relaciones comerciales
con Coca-Cola, Kraft y Frito-Lay.

Barry M. Popkin, uno de los 1.800 médicos que integran la Obesity Society,
dio a conocer un comunicado personal donde deplora la actitud del presidente electo
de una organización que propende hábitos saludables de comida y
defiende el plan de la ciudad para la redacción de los menúes. Por
su parte, la misma organización Obesity Society, publicó un comunicado
donde dice que dar más — y no menos –información sobre el contenido
calórico de los platos actúa en el interés de los consumidores.

Allison, profesor de nutrición de la Universidad de Alabama, explicó
a la prensa algunas de las razones que lo impulsaron a redactar su declaración.

“Yo persigo la verdad. Creo que hay mucha gente que come distraída
y que aunque se le presente la lista de calorías de lo que consume, va
a seguir comiendo de más. La gente entra a los restaurantes en un estado
de distracción o come mientras realiza otras tareas que distraen. En principio,
las comidas altas en calorías desencadenan el consumo desinhibido. Para
cierta gente, una etiqueta donde diga que la comida contiene demasiadas calorías
podría tener un efecto de corta duración que terminaría dejándolos
todavía más hambrientos y listos para comer más en otro momento
posterior.”

Parece que este mismo doctor Allison expuso argumentos parecidos en 2006 durante
un desayuno auspiciado por Coca-Cola en una conferencia internacional de expertos
en obesidad en Sydney.

Allison, que por aquel entonces era asesor de Coca-Cola sobre temas de obesidad,
ya advertía que las políticas para restringir ciertos alimentos
o bebidas podían tener el efecto contrario de incitar todavía a
mayor consumo.

La disposición estadoual estipula que las cadenas con 15 o más restaurantes
en todo el país, incluyendo los restaurantes de comidas rápidas,
pongan la información en sus menúes o carteles. Se trata del segundo
intento por adoptar las regulaciones. Un juez falló en contra el año
pasado diciendo que la ley debía ser reformulada. La actual fue revisada
según sus recomendaciones.


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