lunes, 23 de diciembre de 2024

Los perros tienen dueños, los gatos empleados

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Así titula su investigación una profesora de marketing de Nueva York.

Colleen Kirk, académica del New York Institute of Technology, comienza su investigación titulada “Dogs have Masters, Cats have Staff”, confirmando la impresión general que la población de perros en Estados Unidos supera la de gatos. Kirk presenta cifras de la National Pet Owners Associations (NPOA), que muestran que 68% de todas las familias norteamericanas tienen una mascota. De ese número, 48% tiene un perro y un tercio tiene un gato.

Pero lo más interesante es la diferencia de actitudes. Los datos de la NPOA sugieren que los norteamericanos gastan unos US$ 75.000 millones al año en sus mascotas, pero son más generosos con los perros que con los gatos (US$ 3.000 al año contra US$ 2.300).

 

Kirk dice que cuando realizó su investigación entre los dueños de mascotas observó que los que tienen perros dijeron que pagarían hasta US$ 10.689 por salvar la vida de sus mascotas. Los que tienen gatos mostraron voluntad de pagar la mitad.

 

Si bien una de las explicaciones podría tener que ver con la disponibilidad de dinero. Kirk sospecha que el problema central está en la psicología y la cultura. Los perros tienen fama de ser más obedientes que los gatos. Cuando los dueños se sienten en control de sus mascotas, se desarrollan fuertes sentimientos psicológicos de propiedad y conexión emotiva. Para responsaldar esa sensación preguntó a las personas cuánto gastarían para salvar la vida de su mascota si ésta hubiese sido criada por otra persona. Y luego les preguntó cómo se sentirían si sus perros comenzaran a comportarse como gatos, y viceversa.

 

Las respuestas sugirieron que los deuños de perros sólo adjudicaban un valor importante a sus perros cuando los habían criado ellos mismos y que ese valor se desplomaba cuando imaginaban que comenzaran a comportarse como gatos, o sea de manera muy independiente y autosuficiente.

 

Al revés, los gatos sumaban valor si se percibían con conductas atribuidas a los perros , como acudir cuando su dueño los llama. “A las personas que tienen mascotas les gusta ser amos, no sirvientes”. Y en eso, por más simpático y amoroso que sea un gatito, no puede competir con un perro cuando se trata de dar al dueño la sensación de que tiene el control”.

 

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