Los bebés saben cuando simulamos

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Los bebés detectan reacciones no espontáneas a la edad de 28 meses, dice un estudio de la Universidad de Concordia.

Cuando los sentimientos y las reacciones no coinciden, los niños detectan que algo no encaja. Un estudio de la Universidad de Concordia lo demuestra con bebés de 18 meses. 

En un estudio recientemente publicado en Infancy: The Official Journal of the International Society on Infant Studies, las investigadoras Sabrina Chiarella y Diane Poulin-Dubois demuestran que los infantes pueden detectar si las emociones de una persona son justificables dado un determinado contexto. Ellas prueban que los bebés entienden cómo el significado de una experiencia está directamente ligado a las expresiones que siguen.

Las implicancias son importantes, especialmente para cuidadores. “Nuestra investigación muestra que a los bebés no se les puede hacer creer que algo que provoca dolor genera reacciones de placer. Los adultos suelen tratar de proteger a los infantes de la tristeza poniendo cara de contentos luego de una experiencia negativa. Pero los bebés reconocen la verdad: ya a los 18 meses pueden entender implícitamente cuáles emociones van con cuáles acontecimientos,” dice Poulin-Dubois.

Para realizar la investigación, ella y Sabrina Chiarella (estudiante de doctorado) reclutaron a 92 bebés entre 15 y 18 meses. En un laboratorio, los bebés miraron mientras una actriz atravesaba varias situaciones en las que las reacciones emotivas acompañaban o contrariaban las experiencias simuladas. En una situación, la investigadora expresó una emoción contraria mostrándose triste cuando se le presentaba un juguete deseado. En otra, expresaba una emoción que coincidía con la experiencia , reaccionaba con dolor fingiendo lastimarse el dedo.

A los 15 meses, los bebés no mostraron una diferencia significativa en sus reacciones a esos acontecimientos, mostrando empatía a través de sus expresiones faciales a todas las caras tristes. Esto indica que la comprensión de la conexión entre una expresión facial que sigue a una experiencia emotiva es una habilidad que todavía no se ha desarrollado en esa etapa.

Pero a los 18 meses, los infantes detectaban claramente cuando las expresiones faciales no coincidían con la experiencia. Pasaban más tiempo mirando la cara de la investigadora y miraban varias veces a la persona que los cuidaba en la habitación para poder evaluar la reacción de una cara confiable. Mostraban empatía con la persona sólo cuando su cara triste estaba justificada; o sea, sólo cuando la investigadora estaba triste o con dolor cuando debía estarlo.

Chiarella explica que la muestra indiscriminada de preocupación a caras tristes en los bebés más chiquitos es una conducta adaptativa. “La capacidad para detectar tristeza y luego reaccionar inmediatamente tiene una implicancia evolutiva. Sin embargo, para funcionar eficazmente en el mundo social, los chicos necesitan desarrollar la capacidad de entender las conductas de los otros infiriendo lo que pasa internamente para quienes los rodean”.

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