lunes, 23 de diciembre de 2024

Las tácticas económicas del Liverpool y el Real Madrid

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El Liverpool contra el Real Madrid en la final de la Liga de Campeones es un encuentro que los aficionados al fútbol saborean: dos gigantes luchando por uno de los trofeos más preciados.

Por Simon Chadwick y Paul Widdop (*)

 

Pero, independientemente del resultado, algunos verán en este partido una victoria del fútbol sobre la geopolítica y el dinero.

El hecho de que estos dos equipos lleguen a la final significa que otros poderosos equipos han quedado eliminados por el camino. No está el Manchester City, un club muy criticado por los cuantiosos recursos que recibe del gobierno de Abu Dhabi. Tampoco está el París Saint-Germain, financiado por la inmensa riqueza de Qatar.

Tampoco hay rastro del Chelsea, vigente campeón de Europa, que hasta hace poco contaba con el apoyo financiero de un multimillonario con fuertes conexiones con dirigentes y gas rusos.

Así que quizás la final de la Champions de este año sea realmente una victoria para los puristas del fútbol: una oportunidad para apoyar a los clubes tradicionales, no contaminados por la enorme riqueza y la cuestionable política de sus rivales.

Pero antes de que una ola de nostalgia se apodere de cualquiera, conviene recordar que el Liverpool contra el Real Madrid no es una simple cuestión de valores deportivos anticuados que eleven el juego bonito.

Para empezar, ambos clubes han tenido tradicionalmente fuertes asociaciones políticas; los Reds con la izquierda y los Blancos con la derecha.

Y han abrazado abiertamente la ideología del libre mercado, lo que les ha colocado entre los clubes más ricos del mundo. En la clasificación de 2022 de clubes por ingresos, el Real Madrid (que ha encabezado la lista 12 veces en los últimos 25 años) ocupa el segundo lugar, con unos ingresos de 640,1 millones de euros (544,2 millones de libras), mientras que el Liverpool es séptimo con 550,4 millones de euros (467,9 millones de libras).

Ambos equipos, pues, ganan y gastan grandes cantidades de dinero. Por ejemplo, el Liverpool tiene uno de los acuerdos de equipación más comercialmente lucrativos del fútbol (con Nike), mientras que el Real Madrid sigue teniendo ganas de gastar grandes sumas en jugadores de primera.

Y sería ingenuo pensar que los clubes no están interesados en enriquecerse aún más. De hecho, hace poco más de un año, el Liverpool y el Real Madrid estaban entre los ocho clubes de fútbol que anunciaron planes controvertidos para formar una Superliga Europea.

Se trataba de un plan claramente diseñado para acelerar el flujo de ingresos hacia los clubes ya ricos, a expensas de otros equipos de Europa.

Los propietarios del Liverpool acabaron por retirarse de la propuesta, al menos por el momento. Sin embargo, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, parece que sigue empeñado en salirse con la suya y crear una liga independiente.

Si bien es cierto que ninguno de los finalistas de la Liga de Campeones de este año se nutre de los ingresos del petróleo y el gas, Real Madrid y Liverpool siguen siendo ejemplos de fútbol de libre mercado, y del dinero que aporta.

 Lo que mueve el dinero

Un examen más detallado de los acuerdos comerciales más lucrativos del Liverpool revela que el propietario del club, Fenway Sports Group, que también cuenta con los Boston Red Sox en su cartera, ha reunido una considerable red de negocios y propiedades de entretenimiento en Estados Unidos.

Esto incluye a RedBird Capital Partners, un “negociador de alto perfil” en el mundo del deporte profesional, y RedBall Acquisition Corp. Otro negocio a destacar es SpringHill Company, una empresa de desarrollo y producción de entretenimiento dirigida por la estrella del baloncesto LeBron James, que cuenta con la tenista Serena Williams en el consejo de administración. James también es accionista del Liverpool FC.

Aunque no es abiertamente político, la propiedad privada del Liverpool y las operaciones centradas en EE.UU. encarnan una ideología de libre mercado que se ha vuelto cada vez más prominente en el fútbol europeo en las últimas dos décadas.

 La suerte del Real

A primera vista, el Real Madrid parece una bestia muy diferente. El club es propiedad de sus socios, que votan a los directivos para que entren y salgan de sus puestos.

Pero el gráfico de sus acuerdos y relaciones comerciales muestra lo estrechamente vinculado que está a la riqueza extranjera. Hay conexiones con Qiddiya, un “megaproyecto” de entretenimiento que se está construyendo en Arabia Saudí, y con un banco chino que emite una tarjeta de crédito con la marca Real Madrid.

También existen relaciones comerciales con Abu Dhabi Bank y Emirates Airline en los EAU, Sela Sports, una empresa de gestión de eventos con sede en Arabia Saudí, y empresas tecnológicas de Corea del Sur y China.

En general, hay mucho dinero invertido en los dos equipos que se disputan el trofeo. Y el lado político del juego es más evidente que nunca.

El torneo de la Liga de Campeones de este año comenzó con el gigante energético ruso Gazprom como patrocinador principal, y la final debía celebrarse en San Petersburgo, la ciudad natal de Vladimir Putin.

Tras la invasión de Ucrania, la final se trasladó a París y el acuerdo con Gazprom se canceló. Así que, a pesar de estar desprovisto de la influencia rusa y de las fortunas obtenidas a través del petróleo y el gas, el partido sigue representando a dos de los actores clave del juego moderno: la política y los negocios.

(*) Simon Chadwick es Global Professor of Sport | Director of Eurasian Sport, EM Lyon; y Paul Widdop es Researcher of Sport Business, University of Manchester.

 

 

 

 

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