No hay máquinas de coser, reglas ni telas, ni tijeras ni mesas de corte. En su lugar, hay un laboratorio con una incubadora, un microscopio, una báscula y, en una segunda sala, una impresora 3D, además de otra parafernalia que no quiere revelar.
NEFFA, la empresa cofundada por Hoitink, está a la vanguardia de una carrera tecnológica para transformar la industria textil y de la moda. Respaldada por dos inversores y un socio fabricante (la empresa alemana de maquinaria para calzado Desma), NEFFA aspira a pasar de la escala piloto a la de demostración este año, y a la industrial en 2024, produciendo materiales respetuosos con el medio ambiente en un proceso que reduce los residuos del corte y la costura.
No es la única. La Iniciativa de Innovación de Materiales estima que el mercado mayorista mundial de materiales de nueva generación alcanzó los 980 millones de dólares en 2021, el doble del valor de mercado del año anterior, y tendrá un valor aproximado de 2.200 millones de dólares en 2026.
El gran reto no es sólo encontrar materiales sostenibles que los consumidores acepten y que puedan fabricarse a gran escala. También es encontrar posibilidades creativas para reutilizarlos, un reto que exige pensar sistemáticamente en las compensaciones y los impactos de la moda rápida y barata. La solución pasa por desarrollar materiales sostenibles y biodegradables que requieran menos insumos para su producción.