Judíos: un extraño debate con agrio sabor a los años 30

Últimanente, Estados Unidos se dedica a reabrir locas polémicas y dislates, empezando por el creacionismo y el antihispanismo. Ahora, un “estudio” sostiene que los judíos son más inteligentes. Igual decía Josef Paul Göbbels en 1934.

26 octubre, 2005

“Oppenheimer, Einstein, Marx, Disraeli, Kafka, Levi-Strauss, Schönberg, Proust… La historia de los últimos dos siglos rezuma de pensadores, científicos, políticos y artistas judíos”. Así arranca “Natural history of Ashkenazi intelligence”, firmado por Henry Harpending y Gregory Cochran. Ya el título es objetable, pues descarta a los sefaradíes, cuyo florecimiento en la España musulmana, Italia y el sur de Francia iluminó la edad media europea.

“Si bien los judíos representan apenas 0,25% de la población mundial y 0,3% en EE.UU., han recibido 27% de todos los premios Nobel. También predominan en banca, bolsa y finanzas”. Esto les permite a los autores sostener que “su alto coeficiente de inteligencia se debe a las persecuciones, que los han obligado a afinar la inteligencia para sobrevivir”.

No sorprende que semejante regreso a ideas nazis provenga de la universidad de Utah, reducto del ¿pensamiento? mormón. “Ese desarrollo fue paralelo a ciertas enfermedades neurológicas”, añade el libro, haciéndose eco de ideas propuestas por el francés Henri de Gobineau en el siglo XIX, luego tomadas por Göbbels, Alfred Rosenberg, etc. Resulta curioso que éste, Josef Mengele, Adolf Eichmann y el propio Hitler tuvieran ancestros judíos.

El debate se recalentó luego de que la hasta entonces prestigiosa editora de la universidad de Cambrige (EE.UU., no Inglaterra) y su “Journal of biosocial sciences”, en la web, difundieron el “estudio”. Docenas de historiadores y científicos serios –expertos en cadenas de ácido desoxirribonucleico, DNA- han salido a desvirtuar la tesis.

Ni siquieran tienen sustento empírico las alusionas a los síndromes de Tay-Sachs y Niemann-Pick. Mayor entidad tendrían los efectos de la endogamia compulsiva –un resabio del paternalismo semítico e indoeuropeo. Pero ésa es característica de una larga serie de grupos étnicos y, por otra parte, “semita” e “indoeuropeo” aluden a grupos lingüísticos, no a etnias.

Sin ir más lejos, los negros norteamericanos son tan “arios” por idioma como los escandinavos. Otro caso, si se quiere opuesto, el del imperio de los jádzaros (siglos VII a X de la era común: ese pueblo éticamente mongol profesaba el judaismo y, de hecho, fue el estado unido más grande y duradero en la historia de esa religión.

“Oppenheimer, Einstein, Marx, Disraeli, Kafka, Levi-Strauss, Schönberg, Proust… La historia de los últimos dos siglos rezuma de pensadores, científicos, políticos y artistas judíos”. Así arranca “Natural history of Ashkenazi intelligence”, firmado por Henry Harpending y Gregory Cochran. Ya el título es objetable, pues descarta a los sefaradíes, cuyo florecimiento en la España musulmana, Italia y el sur de Francia iluminó la edad media europea.

“Si bien los judíos representan apenas 0,25% de la población mundial y 0,3% en EE.UU., han recibido 27% de todos los premios Nobel. También predominan en banca, bolsa y finanzas”. Esto les permite a los autores sostener que “su alto coeficiente de inteligencia se debe a las persecuciones, que los han obligado a afinar la inteligencia para sobrevivir”.

No sorprende que semejante regreso a ideas nazis provenga de la universidad de Utah, reducto del ¿pensamiento? mormón. “Ese desarrollo fue paralelo a ciertas enfermedades neurológicas”, añade el libro, haciéndose eco de ideas propuestas por el francés Henri de Gobineau en el siglo XIX, luego tomadas por Göbbels, Alfred Rosenberg, etc. Resulta curioso que éste, Josef Mengele, Adolf Eichmann y el propio Hitler tuvieran ancestros judíos.

El debate se recalentó luego de que la hasta entonces prestigiosa editora de la universidad de Cambrige (EE.UU., no Inglaterra) y su “Journal of biosocial sciences”, en la web, difundieron el “estudio”. Docenas de historiadores y científicos serios –expertos en cadenas de ácido desoxirribonucleico, DNA- han salido a desvirtuar la tesis.

Ni siquieran tienen sustento empírico las alusionas a los síndromes de Tay-Sachs y Niemann-Pick. Mayor entidad tendrían los efectos de la endogamia compulsiva –un resabio del paternalismo semítico e indoeuropeo. Pero ésa es característica de una larga serie de grupos étnicos y, por otra parte, “semita” e “indoeuropeo” aluden a grupos lingüísticos, no a etnias.

Sin ir más lejos, los negros norteamericanos son tan “arios” por idioma como los escandinavos. Otro caso, si se quiere opuesto, el del imperio de los jádzaros (siglos VII a X de la era común: ese pueblo éticamente mongol profesaba el judaismo y, de hecho, fue el estado unido más grande y duradero en la historia de esa religión.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades