Invertir en mano de obra femenina, una decisión inteligente

En términos mundiales, las mujeres tienen creciente participación en la fuerza laboral: 46% a fin de 2009. Pero, en las economías en desarrollo, predominan las autónomas que ganan poco o tienen ingresos irregulares. Latinoamérica es un caso típico.

24 julio, 2010

<p>En t&eacute;rminos mundiales, las mujeres tienen creciente participaci&oacute;n en la fuerza laboral: 46% a fin de 2009. Pero, en las econom&iacute;as en desarrollo, predominan las aut&oacute;nomas que ganan poco o tienen ingresos irregulares. Latinoam&eacute;rica es un caso t&iacute;pico. <br />
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As&iacute; se&ntilde;ala Robert Goldsmith, experto del <em>Institut pour l&rsquo;Administration des Entreprises </em>(<em>Insead</em>, Par&iacute;s). En esa regi&oacute;n &ldquo;subsisten masas de trabajadores golondrina que dejan sus esposas en casa para atender la familia si bien tambi&eacute;n deben sostenerse como dom&eacute;sticas, artesanas, ni&ntilde;eras, cocineras, tejedoras, peluqueras o, inclusive, recogiendo cosechas junto a hombres y ni&ntilde;os&rdquo;. <br />
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A menudo, estas trabajadoras forman parte de econom&iacute;as informales o en negro, por lo com&uacute;n en ferias alrededor de cascos urbanos. As&iacute;, hoy los mayores de ese tipo se encuentran en Buenos Aires, Montevideo, La Paz, San Pablo, etc. Este cuadro explica el programa &ldquo;10.000 mujeres&rdquo; de Insead, cuyo fin es integrarlas a econom&iacute;as formales.<br />
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&ldquo;Se trata de una rara oportunidad de ayudarlas a ingresar en sectores reales&rdquo;, subraya Lourdes Casanova, estratega del instituto y part&iacute;cipe de esta iniciativa global. Su clave consiste en ense&ntilde;arles teor&iacute;as y pr&aacute;cticas de negocios, adaptadas para desempe&ntilde;arse en pa&iacute;ses emergentes o en desarrollo.<br />
El programa arranc&oacute; en marzo de 2008, v&iacute;a US$ 100 millones -mil por mujer durante cinco a&ntilde;os- donados por Goldman Sachs, quiz&aacute; para hacer las paces con la sociedad. Este dinero y posteriores aportes buscan mejorar la capacidad empresaria femenina en diecis&eacute;is pa&iacute;ses ofreciendo una educaci&oacute;n de nivel internacional. <br />
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Las estudiantes se anotan para cursar y diplomarse en lapsos de cinco semanas a seis meses. Los programas abarcan marketing, investigaciones en la materia, contabilidad, planeamiento estrat&eacute;gico, gesti&oacute;n de capitales, comercio electr&oacute;nico y organizaci&oacute;n de negocios. &ldquo;El objeto consiste en abrirles puertas a mujeres cuya situaci&oacute;n pecuniaria normalmente les impedir&iacute;a acceder a una educaci&oacute;n regular&rdquo;, apunta Goldsmith.<br />
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<p>Amén de la donación inicial, el proyecto 10.000 mujeres cuenta ya con fondos del Banco Mundial y otras fuentes. Esto presupone que esta corriente de inversiones sociales puede mejorar transacciones e ingresos femeninos. Al mismo tiempo, lleva a familias más sanas, mejor educadas, y comunidades prósperas.<br />
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Además del <em>Insead,</em> este año más de treinta escuelas de negocios participan en el programa multinacional. Entre ellas, Hayward, Wharton, Oxford, Bangalur, Fundação Cabral y Tsinghua (China). En lo atinente a otras entidades, figuran <em>Ashoka</em>, <em>Vital Voices </em>y el Centro Internacional de Investigaciones Femeninas. Por otra parte, desde hace tiempo la institución francesa opera en Latinoamérica a través de la fundación brasileña y ambas trabajan en un estudio piloto sobre trabajadoras. <br />
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En algunos lugares, se percibe creciente interés femenino en estos programas. Sólo en Brasil, la primera clase contaba con 800 inscriptos para apenas ochenta asientos. En el ciclo 2010, pues, se anotaron cien mujeres para el período semestral que iba de noviembre de 2009 a abril siguiente. Los cursos son gratuitos y la demanda ha llevado a quinientas el total de vacantes para 2010/11. Pero entrar no es tan fácil: cada aspirante debe haber manejado su propio negocio durante no menos de dos años, tener el secundario terminado y nociones de inglés (requisitos casi imposibles en Latinomérica, señalan los críticos del esquema dentro del propio <em>Insead</em>). <br />
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Dado que apenas 14% de emprendedoras brasileñas ha hecho el terciario y 30% ni siquiera acabó el secundario, ahora el programa permitirá mujeres sin escuela media finiquitada ni conocimientos de inglés. Era inevitable también fuera de Brasil: basta recorrer La Salada, en los aledaños de Buenos Aires (quizá la mayor feria en Sudamérica), para comprobar que el castellano convive con el quechua, el aimará y el guaraní, no con el inglés.<br />
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Sea como fuere, el programa 10.000 mujeres se surte ya notables efectos en vidas y entornos de quienes lo han cumplido. Ello abarca familias y comunidades de las periferias urbanas. No obstante, “las cosas debieran ir más lejos. Si bien se orienta –dice Casanova- a economías en desarrollo, comienza a generar alianzas entre escuelas centrales de negocios y de mercados emergentes”.</p>
<p>Sin embargo, el esquema cuestiona el papel de esas entidades educativas en la actualidad, cuáles son sus metas reales y si se limitan sólo a los estratos económicos superiores de la sociedad. Por encima de todo, ¿cómo evaluar el éxito de una mujer en contextos sociales donde la mera supervivencia es lo que cuenta?</p>
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