<p>A igual trabajo, igual remuneración. Ese es el principio de la remuneración justa sustentado, al menos en nuestro país, por el Articulo 14 bis de la Constitución Nacional. Pero es letra muerta. Eso no se da en la práctica, ni aquí ni en casi ningún país: las mujeres trabajan igual que los hombres y, sin embargo, perciben sueldos menores. Tal vez por eso resulte irónico que en los últimos años los hombres hayan migrado a profesiones tradicionalmente femeninas.</p>
<p>Se debe principalmente a la crisis económica. Los llaman “empleados de cuello rosa” y en ese epíteto se huele el prejuicio de género: esa idea que algunas ocupaciones solo pueden ser realizadas por uno u otro sexo. Hoy son muchos los hombres que trabajan como enfermeros, maestros o secretarios. Están lejos de las ocupaciones más masculinas, como soldador u obreros de la construcción. Con el agua de la recesión llegándoles hasta el cuello fueron muchos los que decidieron aceptar trabajos más femeninos.</p>
<p>Pero la tendencia no se reduce solamente a este momento económico. Esta motivada por problemas económicos, sí, pero también por la calidad de vida y por la erosión de los estereotipos de género. Según un estudio del New York Times, de 2000 a 2010, las profesiones femeninas representan un tercio de las oportunidades para los hombres.</p>
<p>¿Quiénes son los que están dispuestos a tomar estos trabajos en Estados Unidos? En general los trabajos de “cuello rosa” solían ser extranjeros cuyo primer idioma no era el inglés y cuyas oportunidades, por un bajo nivel educativo, estaban limitadas. Sin embargo hoy los hombres empleados en trabajos tradicionalmente femeninos son de todas las razas y edades y un tercio de ellos, inclusive, poseen títulos universitarios.</p>
<p>Aunque esto habla a las claras de una evolución en los estereotipos de género no significa que la batalla de los sexos haya terminado. O sí: hay, en estas profesiones femeninas, también espacio para la discriminación de género. Los hombres siguen ganando más que las mujeres inclusive en estos puestos.</p>
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Hombres, empleados de cuello rosa
La crisis económica mundial forzó al sexo masculino a aceptar puestos tradicionalmente reservadas para las mujeres. ¿Significa esto que la batalla de los sexos ha terminado o que la equidad todavía está muy lejos? Nada de eso.