Grandes fábricas de cuadros famosos en China

Hay un inmenso mercado mundial para las “copias originales” de cuadros famosos. Son óleos que se pintan por monedas en China y se venden abiertamente como copias en los mercados de Europa y Estados Unidos.

26 julio, 2005

En ese inmenso país asiático se multiplican rápidamente las escuelas de arte que producen miles y miles de buenos artistas por año dispuestos a trabajar por poca plata. Así, ha nacido un negocio millonario que comienza con la producción de gran cantidad de copias de pinturas famosas para ser exportadas a todo el mundo. ; la misma tecnología permite que familias de cualquier rincón de Estados Unidos encarguen retratos que serán realizados por chinos en América o en China. Pero la actividad más prometedora es el amplio mercado que existe para obras que se vendan a US$ 500 o menos, realizadas por pintores que trabajan a partir de postales, imágenes de Internet o de buenos libros de arte.

Esta capacidad que está mostrando China de convertir lo que durante mucho tiempo fue una artesanía individual en una industria de producción masiva puede afectar a los artistas de pequeña escala que se instalan en las escalinatas de Plaza España en Roma o en el Vaticano y las galerías de arte.

En Estados Unidos, grupos de artistas comienzan a mostrar preocupación y además de cuestionar la originalidad de las pinturas chinas, se preguntan si no están en contravención con las leyes de propiedad intelectual que rigen en Norteamérica.
Los datos de aduana de Estados Unidos muestran que las importaciones de inturas chinas se triplicaron entre 1996 y 2004, con cargamentos masivos que alcanzaron los US$ 30,5 millones el año pasado. Las ventas minoristas superan en mucho esa cifra, por la información aduanera se basa sólo en el precio que pagan los empresarios por compras en bloque.

El mayor mercado para los óleos chinos está en los condominios de Florida. Los hoteles y restaurantes también compran muchos cuadros.
La mayoría de esas pinturas muestran escenas que los chinos no vieron jamás. Paisajes europeos, como el Mediterráneo o Venecia o París, son los que más se venden, explica Moses Ben Herut, presidente de Oilpaintings.com.

Cuando uno entra a ese sitio no ve nada que indique que Herut compra muchas de sus pinturas en Xiamen, China. Lo único que aparece en “Georgia, U.S.A.” en la parte superior de la página.
En la última Feria de Cantón, los exportadores de pinturas llenaron toda un ala de un pabellón. Adrian Goldberg, ejecutivo de un grupo mayorista de Manchester, Inglaterra, entró a uno de los stands y compró tres containers de pinturas que repartirá este otoño en los puertos de Europa y Estados Unidos. Fuera del stand, Goldberg expliqó que estaba pagando US$ 25 a US$ 30 por cada pintura, incluidos los marcos. Y que el costo de embarque le sale a razón de US$ 1 por cuadro.

Su plan es vender las pinturas principalmente a mueblerías a US$ 35 a US$ 40 cada una, pero supone que aparecerán compradores dispuestos a pagar entre US$ 100 y US$ 125 por cuadro en Europa y hasta US$ 160 cada uno en Estados Unidos.

Las cifras del negocio de la pintura al óleo (la acuarela no tiene mercado) en China son notables.Como muestra valen los casos típicos de tres de esos pintores: Zhang Libing, 26 años, lleva pintadas más de 20.000 telas de van Gogh. Mucho más de lo que jamás pintó el mismo van Gogh en vida. A una cuadra del departamento-atelier de Zhang, está la boardilla de Ye Xiaodong, 25 años, que se dedica día y noche a pintar paisajes famosos. A la vuelta de la esquina Huang Yihong, también de 25 años, vigila una tienda atestada de cuadros mientras mezcla colores en su paleta. Los tres aprendieron el oficio con un aprendizaje de dos años y ganan menos de US$ 200 por mes más vivienda y materiales.

Wang Yuankang, el empresario de la Feria de Cantón que recibió el pedido de Goldberg, dice que la fábrica tiene 10 diseñadores que hacen las pinturas originales y 300 pintores que copian esos originales. Otros 200 los enmarcan.

Hay operaciones más grandes, con dos fábricas, más diseñadores, más pintores y más enmarcadores. La ventaja de las grandes operaciones es que permiten la especialización, con líneas de ensamblaje simples como cuando Henry ford desarrolló la industria del automóvil. Las fábricas más grandes tienen algunos intores que se especializan en árboles, otros en cielos, otros en flores y así; una técnica que mejora la “calidad” y además aumenta la producción y reduce costos.

Los exportadores de pinturas chinas dicen que aunque los cuadros suelen imitar las obras de arte de pintores famosos, las copias son sustancialmente diferentes porque están hechas a mano, y así, no violan propiedad intelectual. Diferente es la opinión de Robert Panzer, director ejecutivo de la Visual Artists and Galleries Association. Según él, la gran mayoría de las pinturas producidas antes del siglo 20 estaban en el dominio público y podían ser copiadas y vendidas libremente. Pero no es legal vender una pintura que parece una copia de una obra más reciente, y por lo tanto, con derechos exclusivos de propiedad intelectual.

En ese inmenso país asiático se multiplican rápidamente las escuelas de arte que producen miles y miles de buenos artistas por año dispuestos a trabajar por poca plata. Así, ha nacido un negocio millonario que comienza con la producción de gran cantidad de copias de pinturas famosas para ser exportadas a todo el mundo. ; la misma tecnología permite que familias de cualquier rincón de Estados Unidos encarguen retratos que serán realizados por chinos en América o en China. Pero la actividad más prometedora es el amplio mercado que existe para obras que se vendan a US$ 500 o menos, realizadas por pintores que trabajan a partir de postales, imágenes de Internet o de buenos libros de arte.

Esta capacidad que está mostrando China de convertir lo que durante mucho tiempo fue una artesanía individual en una industria de producción masiva puede afectar a los artistas de pequeña escala que se instalan en las escalinatas de Plaza España en Roma o en el Vaticano y las galerías de arte.

En Estados Unidos, grupos de artistas comienzan a mostrar preocupación y además de cuestionar la originalidad de las pinturas chinas, se preguntan si no están en contravención con las leyes de propiedad intelectual que rigen en Norteamérica.
Los datos de aduana de Estados Unidos muestran que las importaciones de inturas chinas se triplicaron entre 1996 y 2004, con cargamentos masivos que alcanzaron los US$ 30,5 millones el año pasado. Las ventas minoristas superan en mucho esa cifra, por la información aduanera se basa sólo en el precio que pagan los empresarios por compras en bloque.

El mayor mercado para los óleos chinos está en los condominios de Florida. Los hoteles y restaurantes también compran muchos cuadros.
La mayoría de esas pinturas muestran escenas que los chinos no vieron jamás. Paisajes europeos, como el Mediterráneo o Venecia o París, son los que más se venden, explica Moses Ben Herut, presidente de Oilpaintings.com.

Cuando uno entra a ese sitio no ve nada que indique que Herut compra muchas de sus pinturas en Xiamen, China. Lo único que aparece en “Georgia, U.S.A.” en la parte superior de la página.
En la última Feria de Cantón, los exportadores de pinturas llenaron toda un ala de un pabellón. Adrian Goldberg, ejecutivo de un grupo mayorista de Manchester, Inglaterra, entró a uno de los stands y compró tres containers de pinturas que repartirá este otoño en los puertos de Europa y Estados Unidos. Fuera del stand, Goldberg expliqó que estaba pagando US$ 25 a US$ 30 por cada pintura, incluidos los marcos. Y que el costo de embarque le sale a razón de US$ 1 por cuadro.

Su plan es vender las pinturas principalmente a mueblerías a US$ 35 a US$ 40 cada una, pero supone que aparecerán compradores dispuestos a pagar entre US$ 100 y US$ 125 por cuadro en Europa y hasta US$ 160 cada uno en Estados Unidos.

Las cifras del negocio de la pintura al óleo (la acuarela no tiene mercado) en China son notables.Como muestra valen los casos típicos de tres de esos pintores: Zhang Libing, 26 años, lleva pintadas más de 20.000 telas de van Gogh. Mucho más de lo que jamás pintó el mismo van Gogh en vida. A una cuadra del departamento-atelier de Zhang, está la boardilla de Ye Xiaodong, 25 años, que se dedica día y noche a pintar paisajes famosos. A la vuelta de la esquina Huang Yihong, también de 25 años, vigila una tienda atestada de cuadros mientras mezcla colores en su paleta. Los tres aprendieron el oficio con un aprendizaje de dos años y ganan menos de US$ 200 por mes más vivienda y materiales.

Wang Yuankang, el empresario de la Feria de Cantón que recibió el pedido de Goldberg, dice que la fábrica tiene 10 diseñadores que hacen las pinturas originales y 300 pintores que copian esos originales. Otros 200 los enmarcan.

Hay operaciones más grandes, con dos fábricas, más diseñadores, más pintores y más enmarcadores. La ventaja de las grandes operaciones es que permiten la especialización, con líneas de ensamblaje simples como cuando Henry ford desarrolló la industria del automóvil. Las fábricas más grandes tienen algunos intores que se especializan en árboles, otros en cielos, otros en flores y así; una técnica que mejora la “calidad” y además aumenta la producción y reduce costos.

Los exportadores de pinturas chinas dicen que aunque los cuadros suelen imitar las obras de arte de pintores famosos, las copias son sustancialmente diferentes porque están hechas a mano, y así, no violan propiedad intelectual. Diferente es la opinión de Robert Panzer, director ejecutivo de la Visual Artists and Galleries Association. Según él, la gran mayoría de las pinturas producidas antes del siglo 20 estaban en el dominio público y podían ser copiadas y vendidas libremente. Pero no es legal vender una pintura que parece una copia de una obra más reciente, y por lo tanto, con derechos exclusivos de propiedad intelectual.

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