Si Hardy viviese en Estados Unidos, la Eurozona o Latinoamérica, habría obtenido el medicamento, a veces pagando parte del costo. Ensayos clínicos indicaban que el específico (Sutent) frena ese tipo de cáncer durante seis meses. Precio: US$ 54.000.
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En Gran Bretaña, no vale la pena prolongar la vida del paciente a ese costo. Lo prescribe el instituto nacional de salud y calidad clínica. Su sigla inglesa parece una burla: NICE (simpático, agradable). Salvo excepciones, la entidad estima que medio año de sobrevida humana vale apenas US$ 22.700. </p>
<p>Tras una ola de protestas públicas y críticas en los medios, se ordenó reconsiderar el asunto en lo tocante a tratamientos anticancerígenos y similares. Pero la actitud “pionera” de Londres en la materia empieza a suscitar adhesiones en el exterior. El desmedido aumento de farmoquímicos y tratamientos hacen que otros países se pregunten cuánto vale una vida o lo que queda de ella. Para varios, NICE es la respuesta correcta. </p>
<p>Por de pronto, Austria, Brasil, Colombia o Tailandia admiten que ese modelo los influye. “Países de ingreso medios en Europa oriental, Latinoamérica, Levante y Asia sudoriental conocen la experiencia NICE y contemplan emularla toda o en parte”. Así señala Andreas Setter, experto médico del Banco Mundial, ente favorable a soluciones de mercado. </p>
<p>Aun en Estados Unidos, el alza de costos inspiró la idea de crear un instituto capaz de comparar efectividad y costos de nuevos medicamentos y terapias. Pero no se llega a la relación precio-gravedad del enfermo. A>l presente ritmo de crecimiento, en EE.UU. los gastos médicos se elevarán del 16% (2006) a 25% del PBI hacia 2025. </p>
<p>Partidarios de esta peculiar eutanasia, como los médicos Mark McClelan y Sean Tunis, ex funcionarios sectoriales bajo a George W. Bush, no pudieron imponer un programa tipo NICE. Suceded que la mera idea de que los precios limiten los tratamientos terminales es revulsiva. No obstante, si no se imponen restricciones a la codicia de la industria, esquemas como el británico resultarán inevitables. </p>
<p>La creación de NICE, hace diez años, deriva no de tratamiento terminales sino de lo contrario: la aparición del sildenafil (Viagra, 1998), un invento de Pfizer no precisamente de primera necesidad. La farmoquímica entabló juicio al estado británico y éste fundó NICE para ejercer controles formales antes, no después de cada caso. El servicio nacional de salud (medicare) provee 95% de esas necesidades y solventa terapias costosas… hasta cierto punto. </p>
Gran Bretaña no quiere solventar terapias de tipo terminal
Cuando el tumor renal de Bruce Hardy hizo metástasis en los pulmones, el medio le recetó una novedad de Pfizer, muy cara. Pero las autoridades británicas se negaron a pagarla, debido a dudas por la sobrevida del paciente.