<p> Mientras en Cannes los ricos y famosos se preparan para una semana de fiestas en la riviera francesa, hay un festival de cine diferente llevandose a cabo en África. Es el Festival Internacional de cine del Sahara y allí no hay alfombras rojas y celebridades. El festival se está llevando a cabo en la ciudad de Dakhla, en un campo de refugiados en el desierto argelino. No hay allí cómodas salas de teatro sino arena –y mucha- en donde sentarse.</p>
<p>Al ser un campo de refugiados, en donde el agua y la electricidad escasean, Dakhla no es el lugar ideal para esta clase de eventos. Sin embargo, cada año los locales tratan de transformar el lugar para hacerlo más ameno a las proyecciones y proyectos del festival. En su noveno año, ya han sido muchos los actores y realizadores que se han acercado al FiSahara, como lo llaman.</p>
<p>Ideado por Javier Corcuera, un documentalista peruano que se sintió transformado después de recorrer la región en los 70, el FiSahara es un éxito que mueve a 100.000 refugiados a transformar el campo cada año. Puede parecer un lujo que puedan acceder a las películas cuando no tienen para cubrir sus necesidades básicas, pero el festival cumple diferentes funciones: no solo ayuda a romper la monotonía del lugar sino que ayuda a abrir una ventana al mundo y provee oportunidades educativas. A través de FiSahara se abrieron escuelas de televisión y cine en el campo y se espera que los alumnos puedan aprender y luego contar sus propias historias.</p>
<p>Traer a personas de diferentes lugares del mundo, famosos especialmente, a Argelia ayuda a llamar la atención sobre la situación en el Oeste del Sahara y del desastre humanitario que se da allí. Quienes participan deben tomar un vuelo a Argelia y después conducir 170 km hasta llegar a Dakhla. Todos los visitantes duermen con familias Saharawi y duermen en sus chozas, comparten comida.</p>
<p>El festival propiamente dicho se lleva a cabo en el centro del campo. Al anochecer comienza la proyección de las películas y las actividades en los talleres. También se organizan partidos de fútbol y carreras de camellos. Hay películas para todos: desde documentales, hasta películas taquilleras, pasando por animaciones y dramas. En esta oportunidad el programa incluirá 20 películas, incluida la nominada al oscar “Chico y Rita” y la ganadora del premio Goya “No peace for the Wicked”. <br />
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Contará también con 200 participantes internacionales, una caída con respecto a años anterior que los organizadores culpan en la crisis económica y en los riesgos de seguridad. El año pasado militantes de al-Qaeda secuestraron a tres trabajadores de un campo cercano. Las medidas de seguridad en esta ocasión se extremaron por el recuerdo de aquello mantuvo lejos a muchos. Entre quienes sí participarán se encuentran Aitana Sánchez Gijon y Juan Diego Botto.</p>
<p>A pesar de su naturaleza política, el festival es muy alegre y optimista. Permite, a personas muy diferentes, interactuar en una tierra a la que ninguno pertenece realmente. Cuando el festival termine, las carpas se irán y también las celebridades. Hasta el año que viene cuando, casi mágicamente, vuelven a aparecer. </p>
Festival de cine en el desierto del Sahara
Una opción al tradicional festival de Cannes que se está llevando a cabo en estos días. El Festival Internacional de cine del Sahara (FiSahara) tiene menos glamour pero igual cantidad de talento cinematográfico.