<p>• Altos niveles de vida se corresponden con mayor felicidad muchas veces pero no siempre. En Estados Unidos, por ejemplo, los niveles de felicidad se mantienen constantes mientras que los estándares de calidad de vida subieron durante los últimos 50 años.</p>
<p>• El nivel de confianza en el otro (por ejemplo, creer que alguien devolverá una billetera repleta de billetes) ha caído en algunos países y subido en otros, siempre relacionado con la calidad de vida.</p>
<p>• La percepción de inequidad genera infelicidad. Pero las estadísticas no son iguales para Europa que para Estados Unidos. El primer grupo es más pesimista –solo 40% cree que se puede escapar de la marginalidad- mientras que el segundo es más optimista, con 70% que cree que es posible. Esta diferencia marca un efecto de infelicidad más fuerte en el viejo continente.</p>
<p>• La salud mental es la categoría que más contribuye a la felicidad pero solo un cuarto de todos los enfermos reciben tratamiento en los países desarrollados.</p>
<p>• En cuanto al amor, las parejas casadas dicen sentirse más felices que sus contrapartes solteras. Una familia estable contribuye a la felicidad en el hogar.</p>
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Teniendo estas cifras en cuenta, no es difícil entender que la economía no es la única variable que índice en la felicidad. Así se puede leer en el informe (disponible para descargar <a href="http://issuu.com/earthinstitute/docs/world-happiness-report">aquí</a>). “El Producto Bruto Interno es importante pero no lo es todo. Esto es especialmente cierto en los países desarrollados donde la mayoría de la población ha alcanzado niveles de vida superiores a las necesidades básicas. Excepto en los países muy pobres la felicidad tiene más que ver con las relaciones humanas que con el ingreso. En los países ricos es esencial no subordinar la felicidad a los intereses de la economía. La economía siempre debe estar al servicio de la gente y no al revés. Por ejemplo, un incremento en los ingresos de un país rico puede ser menos beneficioso para la población que los pasos para asegurar el dinamismo de las comunidades locales o su seguridad mental”. </p>
<p>¿Qué provoca felicidad en las personas? ¿Ese estado tiene que ver con el nivel de ingreso, con una relación amorosa, con un trabajo estable? Esas categorías son casi fundamentales pero también hay otras que merecen ser medidas, no tanto como dato de color o como investigación del alma humana sino en términos socio-económicos: la felicidad de las personas tiene que ver con su bienestar y eso ayuda a crear mejores negocios.</p>
<p>Pero la felicidad es un concepto vacío que hay que llenar de contenido. Es, también, muy difícil de medir pero eso no significa que muchos no lo hayan intentado. Bhutan realiza todos los años una encuesta para medir lo que llama “Producto Bruto de Felicidad” y la empresa de investigación Ipsos hace lo mismo. Este año se les sumó el Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia que, en su primer informe sobre la felicidad mundial intenta descubrir el grado de felicidad en el mundo y el papel que juega la ciencia. El trabajo no fue iniciativa de la Universidad sino que le fue comisionado por la Conferencia sobre Felicidad de Naciones Unidas.</p>
<p>Allí aparecen algunos datos interesantes:</p>
<p>• Los ricos son más felices que los pobres. Pero la riqueza es solo un factor en “la felicidad total”. Con respecto a los países, la tendencia es la misma: factores como libertades personales, ausencia de corrupción y apoyo de programa sociales son también puestos en la balanza.</p>
<p>• La falta de empleo reduce la felicidad. Pero no porque falten ingresos sino porque baja la autoestima por no tener una vida social laboral. Las altas tasas de desempleo inciden, inclusive, en la felicidad de quienes tienen un trabajo estable porque tienen más miedo de perderlo. Inclusive el trabajo poco calificado sirve más para levantar el ánimo que estar desempleado.</p>
<p>• Sen algunos países los cuentapropistas revelan mayor índice de satisfacción laboral que los empleados. El estudio descubrió una correlación positiva entre felicidad y autoempleo en Estados Unidos y Europa, pero no en América latina. También establecieron una relación entre el buen humor y los resultados financieros de los emprendimientos.</p>
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