Además, no tiene filtros, con lo cual es la versión opuesta de Instagram. Al mismo tiempo, Polaroid Go lanzó una versión pocket, ideal para tener en el bolsillo y poder llevarla como un celular, para lograr el efecto vintage de las fotografías de otras épocas: en el mundo de las selfies, filtradas y reproducidas al infinito, lo aleatorio e imperfecto de una sola toma aparece como tentador.
La fotografía analógica revive con fuerza en Instagram, los hashtags #filmphotography y #filmisnotdead se cuentan por millones. Las cifras de ventas recientes de Kodak lo demuestran: la compañía anunció que duplicó la venta de rollos de película entre 2015 y 2019.
Los más jóvenes de hecho, viven el proceso de la fotografía analógica como un arte, una experiencia superadora, artesanal, casi un ritual que no se compara con las tomas instantáneas del mundo digital. En el caso de Dispo, sus usuarios son en su mayoría Generación Z. Los creadores de la app explican que en las generaciones más jóvenes “hay una atracción por este aspecto desconocido de la espera y de lo no inmediato”.
Lo que estos casos nos prueban es lo mismo que podemos evidenciar en nuestras investigaciones, advierte la consultora Trendsity: los valores de las nuevas generaciones no son lineales ni absolutos. No es conveniente realizar generalizaciones.
Como si se buscara la integración de dos mundos, la Gen Z va tras la inmediatez, es amante de la viralidad, la creación en serie, la colaboración y la hiperconexión y sabe sacar provecho de todo es conocimiento que le es propio pero busca un contrapeso en estas otras propuestas que van por el sentido opuesto, la espera, lo que no se repite, lo original. Esta dualidad y búsqueda de nuevos equilibrios es una constante y debería integrarse a estrategias e iniciativas que se dirijan a ellos como target.
