En EE.UU., una jueza prohíbe llamar light a los cigarrillos
Gladys Keller, magistrada federal de circuito, sostiene que las tabacaleras mienten, en una conspiración desde hace años para engañar al público. Por el momento, este fallo no connota sanciones económicas directas.
“Fumar causa sufrimientos, enfermedades y muertes. Pese a que estos hechos sean reconocidos internamente por las empresas, éstas han negado, distorsionado y restado importancia públicamente, durante largo tiempo, a los peligros del tabaco”. Por otra parte, las compañías “han silenciado investigaciones, destruido documentos y manipulado niveles de nicotina para generar o perpetuar adicción”.
No obstante, Kessler señala que no impondrá a las firmas financiar una vasta campaña contra el cigarrillo (como pedía la secretaría federal de Justicia), debido a veredictos previos que lo bloquean. Se refería aun reciente de fallo de segunda instancia que desechó multimillonarias multas, apoyándose en tecnicismos que favorecían al poderoso “lobby” del tabaco.
La jueza tampoco les prohíbe hacer publicidad, en un gesto extrañamente contradictorio. Las únicas penas dispuestas consisten en “emitir comunicados correctivos sobre los efectos de fumar y eliminar las palabras light, ultralight, natural y low tar”. Vale decir, livianos, ultralivianos, naturales y bajos en nicotina.
Aunque las tabalaceras reaccionaron aliviadas, no cejarán en sus posturas. Por de pronto, Philips Morris (Altria) y otras apelarán las sanciones impuesta en el dictamen de Kessler. Un segundo grupo, con Reynolds al frente, intentará estirar lo más posible el plazo para suprimir denominaciones equívocas. Por su parte, varios legisladores federales y estatales insistirán en políticas indirectas, pero eficaces.
Por ejemplo, aumentar impuestos en todo nivel a los cigarrillos –tornando su precio prohibitivo, como en Francia-, restringir publicidad y extender constantemente la prohibición de fumar. Aun en el ámbito privado, verbigracia embarazadas y casas donde haya niños.
“Fumar causa sufrimientos, enfermedades y muertes. Pese a que estos hechos sean reconocidos internamente por las empresas, éstas han negado, distorsionado y restado importancia públicamente, durante largo tiempo, a los peligros del tabaco”. Por otra parte, las compañías “han silenciado investigaciones, destruido documentos y manipulado niveles de nicotina para generar o perpetuar adicción”.
No obstante, Kessler señala que no impondrá a las firmas financiar una vasta campaña contra el cigarrillo (como pedía la secretaría federal de Justicia), debido a veredictos previos que lo bloquean. Se refería aun reciente de fallo de segunda instancia que desechó multimillonarias multas, apoyándose en tecnicismos que favorecían al poderoso “lobby” del tabaco.
La jueza tampoco les prohíbe hacer publicidad, en un gesto extrañamente contradictorio. Las únicas penas dispuestas consisten en “emitir comunicados correctivos sobre los efectos de fumar y eliminar las palabras light, ultralight, natural y low tar”. Vale decir, livianos, ultralivianos, naturales y bajos en nicotina.
Aunque las tabalaceras reaccionaron aliviadas, no cejarán en sus posturas. Por de pronto, Philips Morris (Altria) y otras apelarán las sanciones impuesta en el dictamen de Kessler. Un segundo grupo, con Reynolds al frente, intentará estirar lo más posible el plazo para suprimir denominaciones equívocas. Por su parte, varios legisladores federales y estatales insistirán en políticas indirectas, pero eficaces.
Por ejemplo, aumentar impuestos en todo nivel a los cigarrillos –tornando su precio prohibitivo, como en Francia-, restringir publicidad y extender constantemente la prohibición de fumar. Aun en el ámbito privado, verbigracia embarazadas y casas donde haya niños.
