El vino casero es una bebida que los cubanos pueden pagar, ya que en la isla la botella de vino importado se vende por lo menos a un precio equivalente a la mitad del sueldo mensual de la persona promedio: US$ 25. El cálculo está hecho por Associated Press.
Orestes Estévez es uno de los tantos cubanos que tiene en los fondos de su casa cientos de botellones llenos de uvas y tapados con condones. Estevez explicó a AP que los condones sirven para avisarle cuando los jugos están listos para ser embotellados.
Para que la uva fermente y se convierta en vino, la levadura se alimenta de los azúcares que encuentra en la fruta y luego despide dióxido de carbono (CO2). Ese gas infla los condones cuando la fruta fermenta y cuando éstos vuelven a desinflarse quiere decir que la fermentación está completa.
O sea, el condón se yergue cuando el vino está listo porque la fermentación ha terminado.
Estévez, comenzó haciendo vino en su patio en forma casi familiar pero ya lo ha convertido en una vinería que vende un promedio de 50 botellas por día a unos 40 centavos de dólar cada una. La pequeña vinería se ha convertido en una atracción del barrio no solamente porque vende vino barato sino también por la extraña visión de las filas de botellones de vino tapados por condones.
En las operaciones comerciales los productores de vino usan cerraduras que permiten que se escape el CO2 mientras al mismo tiempo aíslan al fino del oxígeno. Vigilan la concentración de azúcar de la bebida durante la fermentación para determinar el momento en que el proceso está completo.
Atrapar el CO2 en un condón no ayuda a proteger el vino del oxígeno y además esperar que lo que se infló se desinfle tampoco es una medición precisa del proceso de fermentación.
Sin embargo, aunque el método parezca extrañolos productores de vino casero han usado en otros tiempos objetos inflables, como globos.
Si bien hay herramientas mejores para hacer vino, usar globos o condones es un método aceptable para una operación improvisada de fermentación en casa.
