Cuando aún la mayor parte de los 4.800 asistentes de todo el mundo al principal evento de turismo de los Estados Unidos no habían abandonado los límites de Orlando, la Administración de Joe Biden comunicaba la eliminación de todos los requisitos de prueba previa para los viajeros aéreos entrantes a los Estados Unidos.
Seguramente, si el anunció se hubiera conocido un día antes, habría generado un tremendo aplauso que habría hecho temblar las paredes del Orange County Convention Center, sede del encuentro. Un gigante paso adelante para acelerar la recuperación de la industria de viajes que, solo este año y por simple eliminación de este requisito, 5.4 millones de visitantes internacionales adicionales llegarán al país del norte y dejarán en gastos de viaje unos US$ 9 mil millones extras.
Pero éste es solo un primer paso: recién en 2023 los pronósticos hablan de llegadas internacionales equivalentes al 82% de los niveles previos a la pandemia en tanto que habrá que esperar al 2025 para que los arribos vuelvan a los niveles de 2019.
Pero para el 2026, las estimaciones ya trepan a 90 millones de visitantes internacionales que, según los pronósticos oficiales, gastarán casi US$ 300 mil millones al año en el país.
La edición 53 del IPW, que se realizó entre el 4 y el 8 de junio en Orlando, llegó dos años después de los cierres por la pandemia justo para “celebrar un nuevo comienzo”, como sintetizaron sus organizadores, las autoridades de la U.S. Travel Association, entidad que representa a todos los sectores de la industria del turismo local, y su principal sponsor, Brand USA.
A diferencia de las típicas ferias de turismo europeas (FITUR, ITB, WTM, BIT, etc.) y latinoamericanas (FIT, ABAV, Anato, etc.), el IPW con sus stands lineales y casi uniformes apuntan más que a generar un impacto visual, a crear un clima de negocios cara a cara, apoyado por un intenso intercambio pre agendado al que son sometidos tanto compradores como vendedores y hasta periodistas.
Un evento, 100% para profesionales, que en esta edición reunió en el Orange Country Convention Center, el segundo complejo de convenciones de Estados Unidos en tamaño (después del McCormick Place de Chicago) a 4.800 profesionales procedentes de más de 60 países, incluyendo 500 periodistas e influencers. Un coloso de 650 mil m² distribuidos en dos edificios que recibe un promedio de 200 eventos anuales que aportan US$ 3 mil millones a la economía local.
Orlando es, de hecho, la sede que desde el lanzamiento del IPW, allá por 1969 en Nueva York, más ediciones recibió. Lo que no es extrañó teniendo en cuenta que se trata de uno de esos destinos en el mundo que vive por y para el turismo y que más turistas recibe anualmente.
IPW 2022: La Reconstrucción
Es natural que, en esta oportunidad, la edición 53º del IPW estuviera marcada por el desafío de reconstruir al sector después del duro e inesperado golpe del Covid-19. Los números son más que elocuentes: en 2019 los visitantes internacionales inyectaron en la economía estadounidense US$ 233,5 mil millones, más que en cualquier otro país. Pero en 2020 los arribos cayeron un 76%; y en 2021 la recuperación apenas alcanzó un 15%.
Fue entonces cuando se encendieron todas las alarmas y la U.S. Travel Association, la entidad responsable de organizar el IPW, por lo tanto, de generar turismo receptivo, alineó todas sus herramientas para encontrar vías de recuperación para una actividad que genera 11 millones de puestos de trabajo.
Un gran protagonista desde hace 10 años en el armado de los IPW es Brand USA, entidad creada durante la Administración Obama con la misión de impulsar la economía y mejorar la imagen del país en todo el mundo. Su presidente y CEO desde entonces, Christopher Thompson, adelantó en su conferencia de apertura la previsión de llegadas internacionales, estimadas en 52 millones de personas que visitarán Estados Unidos en 2022 (un 144% más que en 2021), en tanto que 68 millones lo harán en 2023 (un 30% más que en 2022).
Otros datos estadísticos que confirman el impacto del IPW en la economía de los Estados Unidos y la ciudad anfitriona, son los que anticipan que el evento y sus más de 100 mil citas de negocios en tres días entre proveedores y compradores, habrán de generar durante los próximos tres años 5.500 millones de dólares en reservas directas, más de 11 millones de visitantes internacionales, 83.000 puestos de trabajo, U$S3,7 mil millones de ingresos fiscales entre federales, estatales y locales, y U$S8.100 millones en sueldos y salarios.
La prueba, para saber si lo que abunda en el sector es solo optimismo o una prudente cuota de realismo, será el año que viene, entre el 20 y el 24 de mayo, en San Antonio, Texas, ciudad que por primera vez será anfitriona de un International Pow Wow.