jueves, 26 de diciembre de 2024

El problema es que pasamos el día sentados

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Hemos perdido la capacidad para agacharnos y eso afecta la salud.

Se acumulan las pruebas científicas de que estar sentados durante períodos prologados es devastador para la salud. Una ex científica de la NASA, la doctora Joan Vernikos, comparó la posición sedentaria durante largos ratos a estar en un espacio ingrávido. Esto se debe a que los músculos, huesos, articulaciones y otros tejidos han dejado de sostenerse naturalmente.

“El problema en el mundo occidental, dijo un gurú alguna vez, es que nadie se agacha”. Es verdad, para gran parte del mundo desarrollado descansar es sinónimo de sentarse. Nos sentamos ante el escritorio, comemos sentados, viajamos sentados y al regresar a casa nos sentamos en un sillón a mirar televisión o a leer. Exceptuando los breves intervalos en que caminamos de un asiento al otro, o los frenéticos ejercicios en el gimnasio, pasamos gran parte del día sentados.

Una gran cantidad de personas en el planeta lo hace diariamente, sea para descansar, para rezar, para cocinar, para compartir la comida o para ir al baño. Cuando aprenden a caminar, los niños en todas las latitudes del globo se agachan y se levantan desde esa posición con gran facilidad. En países donde los hospitales no abundan, la posición de cuclillas es también la que se usa para dar a luz.

Pero en los países occidentales, poblaciones enteras – de ricos y pobres – han abandonado la postura. La idea occidental de descanso se simboliza con una silla. En general, el agacharse es visto como una postura poco digna e incómoda, algo que se debe evitar a toda costa. Esta idea ignora que la postura en cuclillas profunda como forma de descanso activo la traemos incorporada en nuestro desarrollo evolutivo ancestral. No es que no podemos hacer la sentadilla profunda, sino que nos hemos olvidado de cómo hacerlo, dice Bahram Jam, fisioterapeuta y fundador del Instituto de Educación de Terapia Física Avanzada en Ontario, Canada.

Phillip Beach, un osteópata que recomienda volver a las posturas arquetípicas, coincide con Jam en que esas posiciones — que además de la sentadilla profunda con toda la planta del pie apoyada en el suelo incluyen la sentada y arrodillarse sobre rodillas y talones — no solamente son buenas sino que están profundamente insertas en la forma en que están constituidos nuestros cuerpos”. “Uno no entiende el cuerpo humano hasta que se da cuenta de cuán importantes son esas posturas”, dice Beach.

Ahora bien. ¿Por qué no podemos hacerlo? Jam lo explica diciendo que “lo que no se usa se pierde”. “Cada articulación en nuestro cuerpo tiene líquido sinovial dentro. Eso es el aceite que lleva nutrientes al cartílago. Dos cosas hacen falta para producir ese líquido: movimiento y compresión. Entonces si una articulación no es obligada a ir hasta el fondo de donde puede llegar – si las caderas y rodillas nunca van más allá de los 90º el cuerpo dice “no me están usando” y comienza a degenerar y detiene la producción de líquido sinovial”. Esa es la explicación de por qué los adultos, en general ya no pueden hacer esto:

 Una posición natural

Entonces, ¿qué deberíamos hacer? ¿deberíamos reemplazar las sillas para realizar tareas agachados? Claro que no, pero sí deberíamos entrenar con cuidado para dar flexibilidad a articulaciones que en la vida diaria no hacemos funcionar a pleno. Mejorar el movimiento de todas nuestras articulaciones es algo que deberíamos hacer con el debido asesoramiento.

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