El nuevo ruralismo

Es un nuevo concepto, creado por St. Joe Company e imitado por otras, que consiste en desarrollar campos para ofrecer a la gente una vida en comunión con la naturaleza: levantarse con el sol, pescar con las mareas y descansar con la luna.

23 agosto, 2005

La idea es genial porque, a la vez que capta un deseo latente en la gente de encontrar
maneras novedosas de vivir o veranear, convierte en deseables tierras que de otro
modo carecen de todo atractivo turístico: no están cerca del mar
sino de ríos, arroyos o pantanos, están en zona cálida y
húmeda con muchos bichos y mosquitos.

La St. Joe Company fue fundada por Alfred I. duPont, quien en los años
´30 compró inmensos terrenos en el Panhandle, La Florida. Como la compañía
– cuyos dueños eran los terratenientes privados más grandes de
La Florida — pasó a dedicarse a la fábrica de papel (además
de tener intereses en ferrocarriles) la tierra era exclusivamente para explotación
de bosques. Llegados los años ´90, el presidente y director Peter S.
Rummell, creó llegado el momento de revigorizarla con nuevos desarrollos.

La propuesta es el “nuevo ruralismo”, un concepto con el que esperan
interesar a los habitantes suburbanos cansados de civilización y ansiosos
por subirse a un tractor, un camión o por lo menos a un kayak.
El primer proyecto, RiverCamps, ofrece lotes de 9.000m2 por hasta US$ 1 millón.
La reconversión del terreno implica algo de desmonte para despejar un
poco los bosques y permitir el brote del pasto entre los árboles. Con
la tierra removida, los arquitectos encontraron “joyas” ambientales
que oportunamente señalan a los interesados en comprar. Los folletos
prometen casas con mucha madera, techos metálicos, enormes aleros para
bloquear el sol y porches con mosquiteros.

“Nosotros nos preguntamos con toda honestidad, ´¿La gente vivirá
en este medio?´ ” dijo Kevin Fox, el ejecutivo de St. Joe que supervisa
la construcción de RiverCamps. “Tenemos bichos, tenemos calor, tenemos
humedad.”

Lo más problemático de todo es el aislamiento de la tierra de
St. Joe y la zona pantanosa que la rodea. .
En ése y los otros dos proyectos en cartera habrá maestros para
enseñar a los residentes a avistar pájaros, pescar en la laguna,
buscar lechuzas o cazar bajo las estrellas. También habrá peones
dispuestos a subirse al tractor de cualquiera de los residentes y cortar el
pasto de la pradera. Otra categoría, Florida Ranches, tendrá hasta
60 hectáreas preparadas para excursiones de caza.

Volver a lo simple

La idea es una reinvención empresarial de un nuevo urbanismo, un movimiento
que aboga por pueblos compactos, a la antigua, donde los residentes pueden encontrarse
en parques, negocios y restaurantes, todo a distancias caminables de sus casas.
En lugar de conectarse con vecinos, el nuevo ruralismo promociona conectarse
con la tierra, aunque esas cabañas en los bosques vienen con internet
inalámbrica y porques con persianas que se desenrollan a control remoto.

El mercado que buscan está formado por personas entre 42 y 60 años
que, cansadas de los reiterados huracanes que azotan las zonas costeras, o de
la playa en general y que quiere algo más bucólico. La mayoría,
se supone, usarán esos ranchos, campamentos o granjas como un segundo
hogar, aunque muchos compradores quieren vida rústica a tiempo completo,
explican ejecutivos de St. Joe.

Las sesiones de brainstorming que se realizaron en las oficinas de St.
Joe para dar con ideas inspiradoras recogieron deseos como “oír
el viento entre los árboles”, “vivir bajo las estrellas, no
luces de mercurio” y “volver a las puertas fiambreras, esas que rechinan
y se baten contra el marco”. En junio, la empresa publicó un trabajo
donde citaba a Henry David Thoreau diciendo “me fui a los bosques porque
quería vivir deliberadamente” y definía el nuevo ruralismo:
un concepto que otros desarrolladores comienzan a adoptar y que significa levantarse
con el sol, pescar con las mareas y descansar con la luna. Si la idea prende,
St. Joe se anotará un éxito en el negocio de bienes raíces.

Por más esfuerzo que haya hecho St. Joe para ganarse el favor de los
condados donde están sus tierras, algunos residentes y grupos ambientalistas
temen el alcance de las ambiciones de la empresa y se han opuesto a sus proyectos.
Charles Pattison, director gerente de 1000 Friends of Florida, un grupo ambientalista
sin fines de lucro, dijo que el plan “podría ser positivo, pero
que la compañía esbe esforzarse por no expulsar la vida salvaje
de la tierra y de proveer suficiente infraestructura. “en una zona como
ésta, de muy baja densidad de población, los temas como protección
del hábitat, evacuación en huracanes y provisión de servicios
deben ser tomados muy en serio”.

La idea es genial porque, a la vez que capta un deseo latente en la gente de encontrar
maneras novedosas de vivir o veranear, convierte en deseables tierras que de otro
modo carecen de todo atractivo turístico: no están cerca del mar
sino de ríos, arroyos o pantanos, están en zona cálida y
húmeda con muchos bichos y mosquitos.

La St. Joe Company fue fundada por Alfred I. duPont, quien en los años
´30 compró inmensos terrenos en el Panhandle, La Florida. Como la compañía
– cuyos dueños eran los terratenientes privados más grandes de
La Florida — pasó a dedicarse a la fábrica de papel (además
de tener intereses en ferrocarriles) la tierra era exclusivamente para explotación
de bosques. Llegados los años ´90, el presidente y director Peter S.
Rummell, creó llegado el momento de revigorizarla con nuevos desarrollos.

La propuesta es el “nuevo ruralismo”, un concepto con el que esperan
interesar a los habitantes suburbanos cansados de civilización y ansiosos
por subirse a un tractor, un camión o por lo menos a un kayak.
El primer proyecto, RiverCamps, ofrece lotes de 9.000m2 por hasta US$ 1 millón.
La reconversión del terreno implica algo de desmonte para despejar un
poco los bosques y permitir el brote del pasto entre los árboles. Con
la tierra removida, los arquitectos encontraron “joyas” ambientales
que oportunamente señalan a los interesados en comprar. Los folletos
prometen casas con mucha madera, techos metálicos, enormes aleros para
bloquear el sol y porches con mosquiteros.

“Nosotros nos preguntamos con toda honestidad, ´¿La gente vivirá
en este medio?´ ” dijo Kevin Fox, el ejecutivo de St. Joe que supervisa
la construcción de RiverCamps. “Tenemos bichos, tenemos calor, tenemos
humedad.”

Lo más problemático de todo es el aislamiento de la tierra de
St. Joe y la zona pantanosa que la rodea. .
En ése y los otros dos proyectos en cartera habrá maestros para
enseñar a los residentes a avistar pájaros, pescar en la laguna,
buscar lechuzas o cazar bajo las estrellas. También habrá peones
dispuestos a subirse al tractor de cualquiera de los residentes y cortar el
pasto de la pradera. Otra categoría, Florida Ranches, tendrá hasta
60 hectáreas preparadas para excursiones de caza.

Volver a lo simple

La idea es una reinvención empresarial de un nuevo urbanismo, un movimiento
que aboga por pueblos compactos, a la antigua, donde los residentes pueden encontrarse
en parques, negocios y restaurantes, todo a distancias caminables de sus casas.
En lugar de conectarse con vecinos, el nuevo ruralismo promociona conectarse
con la tierra, aunque esas cabañas en los bosques vienen con internet
inalámbrica y porques con persianas que se desenrollan a control remoto.

El mercado que buscan está formado por personas entre 42 y 60 años
que, cansadas de los reiterados huracanes que azotan las zonas costeras, o de
la playa en general y que quiere algo más bucólico. La mayoría,
se supone, usarán esos ranchos, campamentos o granjas como un segundo
hogar, aunque muchos compradores quieren vida rústica a tiempo completo,
explican ejecutivos de St. Joe.

Las sesiones de brainstorming que se realizaron en las oficinas de St.
Joe para dar con ideas inspiradoras recogieron deseos como “oír
el viento entre los árboles”, “vivir bajo las estrellas, no
luces de mercurio” y “volver a las puertas fiambreras, esas que rechinan
y se baten contra el marco”. En junio, la empresa publicó un trabajo
donde citaba a Henry David Thoreau diciendo “me fui a los bosques porque
quería vivir deliberadamente” y definía el nuevo ruralismo:
un concepto que otros desarrolladores comienzan a adoptar y que significa levantarse
con el sol, pescar con las mareas y descansar con la luna. Si la idea prende,
St. Joe se anotará un éxito en el negocio de bienes raíces.

Por más esfuerzo que haya hecho St. Joe para ganarse el favor de los
condados donde están sus tierras, algunos residentes y grupos ambientalistas
temen el alcance de las ambiciones de la empresa y se han opuesto a sus proyectos.
Charles Pattison, director gerente de 1000 Friends of Florida, un grupo ambientalista
sin fines de lucro, dijo que el plan “podría ser positivo, pero
que la compañía esbe esforzarse por no expulsar la vida salvaje
de la tierra y de proveer suficiente infraestructura. “en una zona como
ésta, de muy baja densidad de población, los temas como protección
del hábitat, evacuación en huracanes y provisión de servicios
deben ser tomados muy en serio”.

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