Los cítricos son una rareza de la horticultura. Todas las variedades que surgen de cruzas entre naranjas, mandarinas, limones y toronjas provienen de apenas un puñado de variedades originales de cítricos que comenzaron hace siete millones de años en Asia. Como género, todos los cítricos están todos íntimamente relacionados. También son propensos a las mutaciones, lo que significa que todo el tiempo aparecen nuevas variedades.
Este tipo de fruta llegó al Nuevo Mundo en1493 en uno de los 17 barcos que Cristóbal Colón reclutó para su retorno. Muy pronto los árboles crecieron y prosperaron en el sol caribeño. La primera mención que se conoce de un pomelo —que se cree fue una cruza entre naranja y toronja – data de 1750 en Barbados, según el diccionario Oxford Companion to Food. Para 1823 ya la variedad había viajado a La Florida y poco a poco fue ganando popularidad. En 1907, se descubrió el primer pomelo rosado, una variedad con mayor nivel de betacaroteno.
La famosa dieta del pomelo
La dieta del pomelo es una de las primeras en hacer furor. Está basada en la idea de que la fruta tiene una enzima especial que quema la grasa. Nunca los investigadores pudieron encontrar evidencias de que esto fuera así, más allá de los beneficios básicos que se derivan de incluir frutas y vegetales en todas las comidas. Hay, sí, una enzima en el pomelo que interfiere con la forma en que el cuerpo procesa algunas sustancias, pero no tiene ningún efecto adelgazante ni de quema de grasa.
La esencia de la Dieta del Pomelo – como la de la dieta de la sopa de cebolla o la dieta de la limonada – consiste en hacer un plan de comidas de muy bajas calorías y bajos carbohidratos que incluya un jugo de pomelo en cada comida. Un plan de unas 800 calorías diarias. Se sigue el plan durante 10 o 12 días, luego se descansa dos días y luego se repite. Popularizada por primera vez en la década de 1930, regresó en los 80 presentada como una dieta súper sana y saludable. iet.