El 17 de enero de este año parecía que el jugo perdería definitivamente su reputación de bebida saludable para ir a parar a la misma categoría que las gaseosas. Se supo ese día que Elizabeth Chaplin, directora de la escuela primaria Valence en Dagenham, envió una nota a los padres sobre la nueva regla de confiscar los cartoncitos de jugo de las luncheras de los niños. A partir de ese día sólo se permitiría a los alumnos beber agua. Unos días antes, Susan Jebb, asesora gubernamental y jefa del grupo que investiga temas de nutrición y obesidad de la universidad de Cambridge, dijo al Sunday Times que habría que modificar el consejo oficial del gobierno. Se refería a la recomendación oficial de consumir un mínimo de cinco porciones de frutas y vegetales por día, donde un vaso de jugo cuenta como una porción.
“Tomar un jugo de fruta no es lo mismo que comer la misma fruta entera. El jugo tiene tanta azúcar como muchas gaseosas clásicas, afirmaba la investigadora , quien ha dejado de beber jugos. “Además se absorbe con mucha rapidez, entonces para cuando llega al estómago el cuerpo no sabe si es Coca-Cola o jugo de naranja. Debo decir que es una cosa relativamente fácil de abandonar. Cambien por una fruta verdadera. Pero si quieren seguir con el jugo, dilúyanlo”.
Entonces ¿por qué el jugo de frutas sigue proponiéndose como una alternativa saludable? “No se puede confiar en el consejo del gobierno”, dice Joanna Blythman, autora de What to Eat. “Ellos tienen el mismo consejo que vienen reciclando desde hace 50 años y rara vez lo cambian. Les resulta difícil admitir que se han equivocado”. Porque en los dos últimos años se fueron acumulando las pruebas de que los jugos dulces son básicamente fructosa, y la fructosa tiene un efecto en el cuerpo muy similar a las gaseosas en términos de azúcar”.
“La industria de los jugos ha gozado siempre de una imagen saludable. Todo lo que tenga que ver con la fruta”, dice Blythman, “se ha usado siempre para poner un halo de santidad alrededor de productos dudosos que no lo merecen. “
Aprovechándose de frases como “100% natural” y “exprimido” muchos de los grandes fabricantes comerciales de jugo de naranja hacen un producto procesado, como lo detalla Alissa Hamilton en su libro “Squeezed: What You Don’t Know About Orange Juice”.
No todos corren a demonizar el jugo todavía. “La porción de 150ml de jugo de frutas es perfectamente aceptable como una de las cinco en el día”, dice Azmina Govindeji, nutricionista y vocera de la British Dietetic Association. “Pero nosotros sugeriríamos que se tome con una comida para que no haga subir demasado elo azúcar en sangre. Creo que la dificultad surge cuando la gente cree que el jugo es una bebida saludable y se toma medio litro o lo toma a cualquier hora del día.” “El mensaje entonces es que en pequeñas cantidades : un vaso de 150mg, que es bastante pequeño , y combinado con una sana dieta variada, está bien. Uno obtiene líquido y vitamina C, pero hay que recordar que sí contiene azúcar. Si se puede, es preferible optar por la fruta o la verdura fresca en lugar de jugo. Así se obtendrán más fibra, más nutrientes y menos calorías”.