jueves, 21 de noviembre de 2024

El desafío de la seguridad en los vuelos urbanos

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Va creciendo la posibilidad de poner vehículos eficientes y económicos en el aire.

Imaginemos un servicio de taxis que nos lleve por el aire y nos deposite luego de un viaje completamente libre de bloqueos callejeros y semáforos. Se dice que los taxis aéreos podrían ser un servicio normal en unos pocos años más. Ya hay varias compañías importantes apostando a ese proyecto, entre otras cosas porque hay que encontrar mejores maneras de movernos por la ciudad. Para el año 2050 se calcula que 68% de la población mundial vivirá en ciudades (hoy la proporción es 55%).

Ese aumento, combinado con el crecimiento de la población, podría agregar otros 2,5 millones de personas a las poblaciones urbanas en las próximas décadas. Eso significará más congestión de tránsito urbano en todo el mundo.

La gente que viaja diariamente a su trabajo necesitará más opciones y más flexibilidad en sus medios de transporte. De ahí el interés en usar la tercera dimensión del espacio aéreo.

Hay en la actualidad más de 120 modelos de vehículos y prototipos eléctricos de despegue y aterrizaje vertical que se están probando en todo el globo. Los modelos van desde drones grandes hasta máquinas eléctricas e híbridas multi-rotor con o sin alas.

Empresas como Uber están invirtiendo fuerte en el sector. Boeing compró la firma de tecnología Aurora Flight Sciences para acelerar su entrada al mercado. Airbus tiene tres proyectos diferentes en marcha.

Elaine Whyte, de PwC, es una defensora del uso del aire como nuevo canal para el transporte urbano. En una mesa redonda organizada el mes pasado por la ONG Nesta, dijo que el espacio aéreo sobre el río Támesis se podría usar para transportar personas y productos con puentes flotantes para despegar y aterrizar.

 

Dijo que comparando con los trenes repletos, las autopistas repletas y las calles repletas, el aire todavía está libre. Los taxis aéreos, sin embargo, deberán cumplir con rigurosos estándares de seguridad. Su teoría es que el aire nunca va a estar tan repleto como las rutas porque los taxis van a tener que estar muy espaciados por cuestiones de seguridad. Los horarios de despegue deberán ser regulados por un sistema de control de tráfico aéreo que tendrá vigiladores.

 

Richard Parker, cree que los taxis aéreos van a volar por “rutas libres” decidiendo su propio camino hasta llegar a lugares definidos para aterrizaje y despegue, como una terminal de autobusas o estación de trenes.

 

En este aspecto no hay una solución para todas las ciudades. Cada una tiene sus propias dificultades. Algunas nuevas podrán saltearse líneas férreas y los caminos como muchas se saltearon las líneas telefónicas fijas para ir directo a la telefonía celular.

 

Va creciendo la posibilidad de poner vehículos eficientes y económicos en el aire. Pero antes deberán demostrar que son lo suficientemente seguros para ganarse la confianza de los posibles pasajeros. Las consideraciones de seguridad son de primerísima importancia en este modelo de negocios. Los inversores miran atentos.

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