<p><span class="Apple-style-span" style="color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 16px; ">Por Lucía Muñiz</span></p>
<p> <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 16px; ">“95% de la gente tiene graves problemas mentales, y otro 5% está completamente loca”, bromeaba un amigo empresario en un desayuno de trabajo. Lo cierto de esta frase, es que según dicen los expertos, la mayoría de los adultos desarrollará en el transcurso de su vida algún tipo de desorden mental. </span></p>
<p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 15px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 16px; ">Los especialistas utilizan la clasificación DSM-IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), que contabiliza una buena cantidad de trastornos con nombre propio. De todos ellos, podemos nombrar los trastornos del estado de ánimo (entre los que se encuentran los depresivos), los de ansiedad (en donde se incluyen los originados por estrés y las fobias) y los del sueño. Tomamos estas tres categorías puesto que son los que se presentan en gran parte de las personas con importantes responsabilidades laborales o familiares. La gran vedette de los últimos años ha sido el grupo de los trastornos de ansiedad, entre los que podemos citar el síndrome de angustia generalizado, el famosísimo ataque de pánico y las fobias.<br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
¿Cuántas veces ha llevado su coche a una revisión completa para ver si todo está bien o para eliminar aquel pequeño ruidito de origen indeterminado? Seguramente mucho más de lo que ha visitado a un psicólogo o un psiquiatra para hablar de su salud mental. Es que estamos acostumbrándonos al estrés, sufriéndolo como un mal menor en nuestras vidas, un mal que tenemos que aceptar y con el cual no puede hacerse nada más que tomarlo como viene porque a lo sumo, nos vuelve más irritables y nos provoca palpitaciones antes de una reunión con un cliente. <br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
Nada más erróneo, puesto que el estrés crónico puede llevarnos a desarrollar cualquiera de las enfermedades que mencionamos anteriormente, o alguna otra patología como las alergias, los trastornos gastrointestinales, los bronquiales e incluso ciertos tipos de cáncer. Basta señalar que la literatura médica indica que hay una estrecha relación entre el cerebro y el sistema inmunológico, relación que hace que nuestras defensas bajen cuando estamos estresados durante prolongados períodos de tiempo.</p>
<p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 15px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 16px; "><strong style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; ">¿Pero, qué es esta cosa llamada estrés?</strong><br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
Simplificando, el estrés es la resultante de un mecanismo por el cual el cuerpo y uno de sus principales sistemas, el sistema simpático, nos pone en alerta para afrontar un peligro inminente o un daño potencial.<br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
Los signos del alerta son claros, enrojecimiento del rostro, pulso acelerado, transpiración fría. Nuestras glándulas, en especial la suprarrenal, vuelcan al flujo sanguíneo grandes cantidades de adrenalina, la hormona por excelencia del estrés, que estimula el sistema cardiovascular haciéndonos subir el pulso y la presión arterial. El cuerpo redistribuye el flujo sanguíneo hacia los músculos, preparándonos para huir rápidamente. Es un mecanismo perfecto si tuviéramos que salir corriendo porque nos está persiguiendo un gran dinosaurio, pero pésimo para cuando estamos en medio de una discusión con la comisión del consorcio o cuando quedamos atrapados entre dos manifestaciones a diez minutos de una entrevista con el director de Recursos Humanos. <br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
El problema no radica en el mecanismo en sí, el cual fue perfeccionado por la naturaleza a lo largo de millones de años con un propósito determinado: salvar nuestras vidas. Radica en que no es el adecuado para vivir en una sociedad como la nuestra, donde “los estresores psicosociales” están a la orden del día y a la vuelta de la esquina. La tecnología tampoco ayuda mucho. La mayoría de los gerentes de alto nivel tiene varias direcciones de <em style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; ">mail</em>, mensajeria instantánea, la oficina completa en un dispositivo móvil, y un celular, que están todo el día literalmente “bombardeándolo” con problemas a resolver de manera urgente.</p>
<p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 15px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 16px; "><strong style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; ">¿Y en casa como andamos?</strong><br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
No por nada los medicamentos ansiolíticos están encabezando la lista de los más vendidos. Las compañías farmacéuticas, concientes de esta “epidemia silenciosa” han invertido sus recursos en el desarrollo de estas drogas, consumidos por buena parte de la población que busca curas instantáneas. En la Argentina en particular, la automedicación es una práctica demasiado extendida, porque los pacientes van en busca de paliativos que no solucionan los problemas de base, sin pensar que a largo plazo, de alguna u otra manera, el cuerpo dice basta. Y cuando lo hace, suele ser demasiado tarde para comenzar con estrategias de prevención.<br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
Es evidente que no podemos ni renunciar al trabajo ni comenzar una gresca en cualquier lado para descargar nuestras presiones diarias.<br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
Pero podemos adquirir una serie de “buenas prácticas” para bajar un poco los efectos negativos del estrés. Este grupo de “buenas prácticas” no son adecuadas para todas las personas. Es aquí donde una consulta con un profesional nos ayudará a encontrar la “receta” que se adapte a nuestro tipo de personalidad y nuestros contextos, tanto familiares como laborales. Un profesional de la salud no reemplaza al más amoroso de sus amigos, puesto que éste no tiene el entrenamiento necesario para saber qué tipo de personalidad tiene cada persona, si existe una enfermedad orgánica de base o algún tipo de predisposición hacia los trastornos de ansiedad. Es por ello que la consulta con un profesional es primordial y debería ser tan común como ir a hacerse un simple análisis de sangre.</p>
<p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 15px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 16px; ">1. Identifique qué cosas o personas lo ponen incómodo o nervioso. No todos los problemas causan los mismos niveles de estrés. Cada personalidad es el resultante de una historia de situaciones y experiencias que nos hacen reaccionar de manera diferente a las mismas situaciones. <br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
2. Abandone cualquier idea de omnipotencia que tenga en cuanto a sus capacidades para hacerse cargo de todo. Si es mamá y trabajadora de tiempo completo, hable con sus hijos sobre el tema y entienda las necesidades primordiales de sus pequeños. <br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
3. Adquiera el hábito de la comunicación positiva. Piense que todos nos comunicamos con los gestos. Llegar a la oficina y arrojar una carpeta sobre un escritorio a cinco metros no es una buena manera de fomentar el trabajo saludable en equipo.<br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
4. No haga de pequeñas situaciones grandes conflictos antes de que se presenten, puesto que este tipo de actitud puede convertirse en un mal hábito muy rápidamente. No posponga los problemas, trate de resolverlos rápidamente.<br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
5. Haga un poco de “psicoprofilaxis”. Su mente merece aun más cuidado que su auto o cualquier otra posesión material. No se exponga a situaciones que sabe que con seguridad le causaran estrés, y si tiene que afrontarlas, converse acerca de ellas con una persona de confianza.<br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
6. Practique un deporte con regularidad, pero con moderación y siempre y cuando sienta que es positivo. Es un mito muy extendido que acudir a un gimnasio todos los días apenas sale el sol para correr una buena cantidad de kilómetros lo mantendrá desestresado y delgado. No es tan así.<br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
7. No se automedique. Las drogas alteran la química del cerebro y tienen efectos adversos importantes, sin hablar del peligro de la adicción. Consulte a un psiquiatra si presenta síntomas y signos como dificultad para dormir, pesadillas frecuentes, taquicardia, mareos, sudoración excesiva ante determinadas situaciones o siente angustia o ansiedad cuando está en ambientes con muchas personas, o en espacios reducidos o muy abiertos. <br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
8. Aprenda a delegar. Lamentablemente el día tiene 24 horas, ni más ni menos, así que aprenda a delegar y a confiar en las capacidades de las personas que lo rodean. Si está en su poder, forme equipos de trabajo tales que favorezcan ambientes de trabajo saludables y con un nivel razonable de competitividad. <br style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; " />
9. Organice sus tiempos. Es un excelente hábito dividir su día y sus tiempos entre su trabajo, su familia y sus actividades personales. Fomente las relaciones sociales con amigos fuera del ámbito laboral. Establezca un espacio para su salud y explique delicadamente a su entorno (amigos, familia, jefes o compañeros de trabajo) cuáles son sus tiempos de disponibilidad para cada uno. <strong style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; padding-top: 0px; padding-right: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; ">M</strong></p>
Ejecutivos al borde de un ataque de nervios
Irritabilidad, dificultad para dormir, y bajo rendimiento son algunos de los síntomas que muchas personas presentan como resultado de las continuas presiones a las que se ven sometidas en su lugar de trabajo.