Cada cuarto viernes de octubre se celebra el Día Internacional del Champagne, una fecha instaurada en 2009 por iniciativa del bloguero y profesor de vinos Chris Oggenfuss. El evento busca rendir homenaje a una de las bebidas más emblemáticas a nivel global y repasar su historia desde el descubrimiento del método de segunda fermentación en botella por Dom Pierre Pérignon en la región francesa de Champagne.
Actualmente, la producción mundial de champagne supera los 200 millones de litros anuales. Sin embargo, el alcance de la bebida trasciende fronteras y se refleja en la actividad de los productores argentinos, quienes reinterpretan el legado francés empleando las mismas cepas y el método tradicional que exige una segunda fermentación en botella.
José Hernández Toso, enólogo de Huarpe Riglos Family Wines, explica: “Las burbujas son el resultado natural de esa segunda fermentación, un proceso que ocurre dentro de cada botella y que le da al vino su textura cremosa y su carácter único”. Hernández Toso también diferencia este proceso de los espumosos comunes: “Esa fermentación es lo que marca la diferencia entre un espumoso común y uno verdaderamente excepcional”.
Un caso destacado es Zamia Extra Brut, producido por Huarpe Riglos Family Wines. Este espumoso se elabora bajo el método tradicional y combina Pinot Noir y Chardonnay, las mismas variedades autorizadas para el champagne francés, provenientes de viñedos en Luján de Cuyo. “Buscamos equilibrio, frescura y elegancia, con burbujas delicadas que expresen el carácter mendocino sin perder fineza”, señala el enólogo.
El reconocimiento internacional llegó de la mano del crítico británico Tim Atkin, Máster of Wine, quien otorgó a Zamia la Medal of Excellence en 2021 y lo distinguió en 2023 como Value Sparkling Wine of the Year.
“El espumoso tiene algo mágico: cada botella es una celebración en sí misma. No hay que esperar un motivo para abrirla; abrirla es el motivo”, resume Hernández Toso.












