viernes, 22 de noviembre de 2024

De influencers y aspirantes

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Sabemos que se dan la gran vida a cambio de dar publicidad. Pero también hay autoproclamados.

No es un secreto que a los influencers les atraen los “freebies“, o sea los regalitos. Cualquiera que siga a un bloguero de viajes en Instagram habrá visto posteos de él o ella descansando en una hamaca junto a una increíble pileta de natación con la jungla de Bali detrás. Y por lo general, esa estadía a todo lujo le sale gratis.

La mayoría de ellos está allí sobre la base de que luego en Instagram, en sus blogs o en sus vlogs, publicarán a su audiencia de seguidores cada detalle de su estancia en ese lugar.

Muchas marcas de hoteles de lujo ven un atractivo en esto porque les permite acceder a públicos nuevos en forma directa.

Jack Morris y Lauren Bullen tienen, juntos, más de 5 millones de seguidores en Instagram. Constantemente se los ve en hoteles y playas lujosas y dicen que las marcas les pagan hasta 7.000 libras esterlinas para que posteen sus fotos. Obviamente el negocio es tentador.

Kate Jones, gerente de marketing y comunicaciones del hotel cinco estrellas Dusit Thani en las Maldivas, dice que recibe por día por lo menos cinco mensajes de autoproclamados “influencers” solicitando freebies. En este caso, estadías gratis con todo incluido. Y que algunos de esos pedidos provienen de usuarios regulares de las redes sociales, tal vez “aspirantes a influencers” que en realidad no tienen más que unos pocos seguidores.

“Cualquiera que tenga Facebook hoy es un influencer. Y entonces nos dicen, ‘quiero ir a las Maldivas por 10 días y luego haré dos posteos en Instagram para que reciban un Like de 2.000 seguidores”.

“A veces es alguien que tiene 600 amigos en Facebook y manda un mensaje diciendo, ´Hola, soy un influencer, quiero estar en su hotel durante 7 días.”

Otros, dice Jones, simplemente envían un email diciendo algo así como “Quiero colaborar con ustedes” — y eso es todo.

“Esa gente espera entre cinco y siete noches en promedio, todo incluido”. “Las Maldivas no es un destino barato”.

Según Jones, sólo 10% de las solicitudes merecen ser consideradas.

 

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