viernes, 27 de diciembre de 2024

Cuatro ruedas: Cada década con su variante

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Los años ’70 y ’80 tuvieron la estanciera; los ’80 la minivan y los ’90 el utilitario deportivo. El nuevo siglo arranca con un híbrido que no es ni auto ni utilitario de portivo. Tiene algo de ambos y se llama, en inglés, “crossover”.

En Detroit, los fabricantes van modificando su oferta vehicular según la interpretación que hacen de los patrones de compra de la gente, que a su vez van variando con sus necesidades. Hay quienes dicen, sin embargo, que el proceso podría interpretarse al revés, pues los patrones de compra de la gente cambian con la oferta que encuentran en el mercado.

Sin embargo, una de las necesidades que permanece inalterable en el tiempo es la necesidad de trasladar a la familia a sus distintas actividades en un vehículo amplio y confortable. A esta necesidad la industria automotriz ha intentado atenderla con diferentes variantes de un mismo concepto: un vehículo grande con capacidad para toda la familia con todo su equipaje. En los ’60 y ’70, la respuesta a esa necesidad fue la estanciera (station wagon en inglés), básicamente un auto con la parte trasera modificada para poder transportar con comodidad el equipaje de toda la familia.

En los ’80 la estanciera fue reemplazada por la minivan, una cruza entre station wagon y camioneta especialmente pensada para familias que vivían en zonas suburbanas. También incorporaba, como novedad, tracción delantera como la de los autos. La minivan traía puertas y ventanas traseras, tres filas de asientos y capacidad para por lo menos 7 personas.

Con los ’90 llegó el utilitario deportivo ( o SUV), un tipo de vehículo de pasajeros que combinaba la capacidad y versatilidad de la camioneta con el amplio espacio para pasajeros de una van, o estanciera. Casi todos traían cinco o más asientos y un área para carga directamente detrás de la última fila de asientos. Por su tracción en las cuatro ruedas, recibió el nombre de “4 x 4”.

La nueva categoría crossover SUV usa componentes de automóvil para alivianar su peso y economizar combustible. En verdad, los precios actuales del combustible están convirtiendo a los SUV en vehículos obsoletos. Detroit, por tanto, comienza a definir una nueva categoría de vehículo: uno que parezca un SUV pero con tracción delantera como un auto. Es el concepto del crossover que se está imponiendo entre los consumidores. Los primeros de esos vehículos (como el Lexus RX, se parecen bastante al Jeep o al SUV convencional. Y, como los Jeeps, tiene lugar para cinco pasajeros, con excepción de algunos como el Honda Pilot, que tiene ocho asientos.

Una de las preocupaciones de los fabricantes de Detroit con respecto a estos crossovers es que podrían canibalizar las ventas de los SUV convencionales, un problema porque estos últimos tienen márgenes de ganancia mucho mayores. Pero los precios de la nafta y sus consecuencias en el mercado los obligan a modificar la oferta. Los nuevos utilitarios no serán tan rentables como sus antecesores pero si se los comercializa bien, serán mejor negocio que producir algo que los consumidores ya no quieren comprar.

En Detroit, los fabricantes van modificando su oferta vehicular según la interpretación que hacen de los patrones de compra de la gente, que a su vez van variando con sus necesidades. Hay quienes dicen, sin embargo, que el proceso podría interpretarse al revés, pues los patrones de compra de la gente cambian con la oferta que encuentran en el mercado.

Sin embargo, una de las necesidades que permanece inalterable en el tiempo es la necesidad de trasladar a la familia a sus distintas actividades en un vehículo amplio y confortable. A esta necesidad la industria automotriz ha intentado atenderla con diferentes variantes de un mismo concepto: un vehículo grande con capacidad para toda la familia con todo su equipaje. En los ’60 y ’70, la respuesta a esa necesidad fue la estanciera (station wagon en inglés), básicamente un auto con la parte trasera modificada para poder transportar con comodidad el equipaje de toda la familia.

En los ’80 la estanciera fue reemplazada por la minivan, una cruza entre station wagon y camioneta especialmente pensada para familias que vivían en zonas suburbanas. También incorporaba, como novedad, tracción delantera como la de los autos. La minivan traía puertas y ventanas traseras, tres filas de asientos y capacidad para por lo menos 7 personas.

Con los ’90 llegó el utilitario deportivo ( o SUV), un tipo de vehículo de pasajeros que combinaba la capacidad y versatilidad de la camioneta con el amplio espacio para pasajeros de una van, o estanciera. Casi todos traían cinco o más asientos y un área para carga directamente detrás de la última fila de asientos. Por su tracción en las cuatro ruedas, recibió el nombre de “4 x 4”.

La nueva categoría crossover SUV usa componentes de automóvil para alivianar su peso y economizar combustible. En verdad, los precios actuales del combustible están convirtiendo a los SUV en vehículos obsoletos. Detroit, por tanto, comienza a definir una nueva categoría de vehículo: uno que parezca un SUV pero con tracción delantera como un auto. Es el concepto del crossover que se está imponiendo entre los consumidores. Los primeros de esos vehículos (como el Lexus RX, se parecen bastante al Jeep o al SUV convencional. Y, como los Jeeps, tiene lugar para cinco pasajeros, con excepción de algunos como el Honda Pilot, que tiene ocho asientos.

Una de las preocupaciones de los fabricantes de Detroit con respecto a estos crossovers es que podrían canibalizar las ventas de los SUV convencionales, un problema porque estos últimos tienen márgenes de ganancia mucho mayores. Pero los precios de la nafta y sus consecuencias en el mercado los obligan a modificar la oferta. Los nuevos utilitarios no serán tan rentables como sus antecesores pero si se los comercializa bien, serán mejor negocio que producir algo que los consumidores ya no quieren comprar.

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