La Flor Chardonnay nace con la intención de contar una historia propia, según explicó Nina Pulenta, Brand Ambassador para Europa y Asia: «Desde que tomamos La Flor en nuestras manos, supimos que debía crecer con nosotros. Cada vino de esta línea es una pieza de nuestra historia, una mirada propia dentro de un legado de más de 100 años. Y dentro de esa evolución, diseñar un Chardonnay para La Flor era un paso natural».
Este varietal, reconocido mundialmente, tiene para la familia Pulenta un valor especial, ya que evoca recuerdos de la mesa familiar y de Don Antonio, el abuelo que siempre mantenía un buen vino blanco en su copa. Diego Pulenta, uno de los responsables del proyecto, destacó el enfoque responsable con el que se desarrolló este vino: «Cuando decidimos sumar un Chardonnay a La Flor, le dimos nuestra impronta. Siempre que pensamos en diseñar un nuevo vino, evaluamos qué propósito tiene dentro de la línea. Tratamos de tener una mirada responsable sobre el manejo de nuestros productos. Eso también es sustentabilidad, no sacar un vino por mostrar una novedad, sino porque tiene un lugar en el mundo».
El Chardonnay de La Flor se caracteriza por ser un vino vibrante y fresco, con una intensidad aromática propia del terroir de altura de Alto Agrelo, Mendoza. A diferencia de otros vinos de la misma cepa, este Chardonnay tuvo un breve paso por madera, que aporta complejidad sin perder su carácter frutal, donde predominan los aromas cítricos y la frescura. Para ello, se utilizó roble francés de tercer uso, buscando un aporte delicado y medido. Este cuidado en la elaboración es poco frecuente en líneas jóvenes, pero refleja la implicancia directa de la familia Pulenta en el proceso.
La cosecha se realizó en febrero de 2024, de manera manual en cajas de 18 kilos, con uvas provenientes del viñedo «La Zulema», ubicado en Agrelo, Luján de Cuyo, a 980 metros sobre el nivel del mar. La añada presenta un atractivo color dorado con matices amarillo limón y una gran intensidad aromática que recuerda a cítricos como lima y limón, junto con notas de tostado, vainilla y coco provenientes de su crianza en barricas de roble francés de tostado medio. Su estructura delicada y su tipicidad lo convierten en un vino ideal para acompañar comidas.
Además de la calidad del vino, La Flor mantiene la imagen renovada que adoptó hace tres años, con un diseño radical y poco común en la industria. La botella elegida para este Chardonnay es de un verde tenue y ecológica, reflejando el compromiso con la sustentabilidad. Nina Pulenta destacó el impacto de esta renovación: «La verdad es que el cambio de La Flor ha sido una revolución. Nos lo elogian muchísimo, tanto la etiqueta como la manera que estamos comunicando la marca en redes sociales y en presentaciones – no es algo que se hacía en el mundo del vino. Estamos muy contentos con mis primos porque no es fácil animarse y ha sido un éxito. Sin dudas que el producto tiene que estar a la altura, y nuestra calidad siempre es el punto de partida. Pero fue toda una apuesta y nos lo reconocen mucho, sobre todo diseñadores, artistas que son nuestro público».
La Flor Chardonnay ya está en camino a Europa para su lanzamiento mundial en mayo, coincidiendo con el verano del hemisferio norte. Diego Pulenta resaltó el crecimiento de la demanda internacional: «La demanda por otros vinos de Argentina, como los vinos blancos está creciendo. Vemos la curiosidad que hay en otros países por nuestros vinos. Hace ya más de veinte años que exportamos y por suerte seguimos en un camino de crecimiento con Pulenta Estate, nos reconocen por sobre todo la calidad y el estilo».
