lunes, 23 de diciembre de 2024

Aviones sin pilotos, un sueño cercano

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En Inglaterra se están llevando a cabo pruebas que posibilitarían el transporte aéreo remoto. El sistema funciona de manera similar al de los prototipos de autos sin conductores que impulsa Google.

Los aviones sin pilotos son más usados de lo que parece: las fuerzas militares, por ejemplo, los utilizan en combate porque protegen al profesional y no generan riesgos adicionales porque pueden seguir instrucciones de controladores de tráfico y navegar de manera tal de no chocarse con otros.

En el mundo de la aviación comercial, algunas aerolíneas están en fase de prototipos. Jetstream es una de las primeras. El sistema de prueba es parecido al que usa Google con sus autos sin conductores: se manejan remotamente por expertos y, en caso de que ocurra algún error, hay un profesional arriba del avión para revertir la situación.

Hace pocos días se realizó una conferencia en Londres sobre el tema. Subvencionado por el gobierno británico en US$ 99 millones, el programa para lograr que los aviones comerciales se manejen sin pilotos cuenta con el apoyo de compañías aeronáuticas como Cassidian y BAE Systems.

¿Por qué? Porque potencialmente es un nuevo gran mercado. En Estados Unidos se espera que el congreso apruebe el uso de estos aviones hacia 2015 y hoy en día existen vuelos comerciales asistidos por robots.

Los aviones sin piloto podrían llevar a cabo muchas tareas a precios reducidos, como control del tráfico aéreo, control de fronteras y seguridad policial. También podrían operar en condiciones peligrosas para los pilotos como incendios o accidentes nucleares y encargarse de misiones largas de búsqueda y rescate. Algunos especialistas creen que el mercado global comercial para esta tecnología podría rondar los US$ 50.000 millones hacia 2020.

Esto no dejará a los pilotos sin trabajo, de todas formas. Solo los alejará de las cabinas porque el piloto seguirá a cargo de la nave pero con los pies en la tierra. Algunas de las tecnologías creadas para que esta experiencia funcione exitosamente también podrían servir para los aviones controlados por pilotos de carne y hueso y también para los vehículos autónomos. En ambos casos se trata de prototipos que necesitarán de una legislación robusta antes de salir al mercado.

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