Por Florencia Salvi
Florencia Salvi
Por Florencia Salvi (*)
Es más que una tendencia, es una realidad en respuesta a las nuevas demandas o exigencias globales. Se trata de una nueva lógica que nos permite repensar la responsabilidad de cada actor y de cada sector, de cara al crecimiento y el desarrollo común.
Incorporar la mirada a largo plazo, ser transparentes en la relación con los distintos grupos con los que se relaciona la empresa, dialogar, rendir cuentas, incluir a la comunidad y hacer más eficientes los procesos, incluyendo la sustentabilidad como brújula, es la respuesta que hoy está dando el sector privado a los grandes desafíos que enfrentamos como sociedad. En este marco, nadie podrá pensar un mercado en el futuro que no incorpore una gestión integral que tome en cuenta lo sustentable, donde las empresas sean parte de las soluciones ante las complejidades que deberá enfrentar nuestra sociedad.
Las compañías que se han embarcado en este camino han podido ver cómo sus esfuerzos han dado sus frutos en reconocimiento por parte de sus grupos de interés. Cuando los aportes que efectúan las empresas en el marco de sus estrategias de sustentabilidad generan un verdadero crecimiento para las comunidades que las rodean, todos los actores involucrados perciben los beneficios de estas acciones.
Sin embargo, la sustentabilidad es puesta a prueba constantemente y aparecen nuevas formas de pensar sus desafíos, que implican capacidad de adaptación y acciones para amortiguar los cambios y las crisis.
En tiempos de escasez creciente de recursos las empresas que son responsables, que piensan y tienen vínculos estrechos con su comunidad, van desarrollando una entereza frente a las dificultades que les asegura parte de su supervivencia.
Ante la crisis
En este marco de crisis, la articulación cobra un rol primordial a la hora de rediseñar los negocios a la luz del desarrollo sostenible. Compañías, Gobiernos y organizaciones sociales articuladas pueden realizar un trabajo para anticiparse a las turbulencias que vendrán, incluyendo problemas climáticos, de administración de desechos, de movilidad y accesibilidad.
En línea con estos escenarios, desde hace 15 años en la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham) comenzamos a recorrer el camino de lo que hoy llamamos sustentabilidad. En ese entonces decidimos encarar un proceso de reflexión para plantearnos cómo colaborar con el desarrollo de empresas cada vez más comprometidas con las comunidades y el crecimiento del país.
Es así que creamos el Premio Ciudadanía Empresaria, que este año celebra su 15º aniversario, con el fin de reconocer el trabajo de quienes han orientado su modelo de negocio a la sustentabilidad y generan prácticas innovadoras en este sentido.
Para esto, en su momento nos pusimos en contacto con nuestros pares en Brasil quienes habían transitado un camino similar al nuestro. Aprender de quienes tienen más experiencia es una tarea enriquecedora y luego plantea el desafío de la implementación local.
El proyecto dio resultado y este año celebramos 15 años. En estos años hemos recibido más de 1.200 presentaciones de grandes empresas y Pyme de todo el país; premiado a más de 70 compañías; e interactuado con más de 200 personalidades del ámbito académico y líderes reconocidos del tercer sector que se han desempeñado voluntariamente como jurados garantizando la transparencia y la ecuanimidad en su otorgamiento.
* Florencia Salvi es gerente de Sustentabilidad y Comunidad de AmCham