martes, 26 de noviembre de 2024

Ya nadie enseña a tipear

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Las escuelas han dejado de enseñar tipeo porque suponen que los chicos ya saben usar teclados. Lo que no saben es cómo los usan.

<p>La pregunta, entonces, ¿importa cómo se tipea? Sí, contesta Trubek. El tipeo al tacto nos permite escribir sin pensar en cómo estamos escribiendo, nos deja en libertad para concentrarnos en lo que estamos escribiendo, en nuestras ideas. La mecanografía o tipeo al tacto es un ejemplo de automaticidad cognitiva, o sea de la habilidad de hacer cosas sin poner atención consciente. La automaticidad quita una carga a la memoria y nos permite usar más espacio para el pensamiento de un orden más alto. (Otras formas de automaticidad cognifica son manejar un auto, andar en bicicleta y leer). Cuando tipeamos sin mirar las teclas, estamos haciendo multi-tasking, nuestro cerebro está libre para concentrarse en ideas sin tener que desperdiciar recursos mentales para encontrar las comillas o los signos de interrogación. Podemos escribir a la velocidad del pensamiento.<br />
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Muchos de los “nativos digitales” (entre los cuales se encuentra Trubek) llevamos años practicando complicados métodos de picoteo de teclas que nos permiten automatizar y mirar la pantalla y no los dedos. Sin embargo, el método de las teclas guía es, por el momento, el más rápido de todos y no es una audacia afirmar que poder tipear sin mirar el teclado es una habilidad básica aún en el siglo 21.<br />
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Pero los teclados se achican y no hay forma de aplicar el método Qwerty. La única manera es picotear las teclas como se pueda. Las tecnologías que se están imponiendo nos obligan a escribir en mini dispositivos. Lo curioso es que adoptamos esos aparatos a costa de la automaticidad cognitiva. Twitear o enviar email en un iPhone lleva más tiempo y requiere tener los ojos puestos en el teclado. Es de esperar, sugiere la autora, que alguien en alguna parte esté inventando un sistema de tipeo para la iPad, como Frank McGurrin hizo para la máquina de escribir. Aunque luego tengamos que practicar 400 horas para practicarlo.<br />
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<em>Anne Trubek es profesora de retórica y composición en Oberlin College, Ohio, USA.</em></p>
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<p>Muchos ni&ntilde;os comienzan a tipear ( la palabra hispana es mecanografiar, pero ha ca&iacute;do en desuso) en tel&eacute;fonos celulares y computadoras mucho antes de tomar lecciones de tipeo, raz&oacute;n por la cual las escuelas deciden que conviene m&aacute;s aprovechar ese tiempo ense&ntilde;ando otras cosas. <br />
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El tema es c&oacute;mo escriben. La mayor&iacute;a de los j&oacute;venes nunca aprendieron a tipear y no saben, por lo tanto, si hay una &ldquo;manera correcta&rdquo; de hacerlo. Cada uno ha desarrollado una manera que, con el h&aacute;bito, le resulta c&oacute;moda. Pero s&iacute; hay una &ldquo;manera correcta&rdquo; de escribir, dice Anne Trubek en <em>Technology Review</em> (la revista electr&oacute;nica del MIT) desde finales del siglo 19. En 1889 hubo un &ldquo;duelo&rdquo; entre dos profesores que deb&iacute;an haber inventado el mejor m&eacute;todo. El ganador, que us&oacute; algo que llam&oacute; &ldquo;<em>home keys</em>&rdquo;, o teclas gu&iacute;a, lleg&oacute; a escribir a una velocidad entonces asombrosa, 126 palabras por minuto. Se llamaba Frank McGurrin y recorri&oacute; ciudades mostrando su habilidad. Durante las siguientes d&eacute;cadas se pusieron de moda en Estados Unidos competencias de velocidad en el manejo del teclado. Luego las escuelas comenzaron a dar clases de tipeo al tacto, la famosa mecanograf&iacute;a. <br />
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Esas clases ya no existen. Parad&oacute;jicamente, en una era en que el teclado aparece en todas partes, el tipeo ya no existe en los programas de estudio. Ni tampoco ha inventado alguien un m&eacute;todo diferente al de las teclas gu&iacute;a, conocido como teclado QWERTY a pesar de las ventajas de otras disposiciones de letras. <br />
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Cuando los chicos llegan al colegio familiarizados con teclados de todos los tama&ntilde;os, los maestros dejan que esos ni&ntilde;os de seis a&ntilde;os mantengan sus h&aacute;bitos personales de escritura, mientras esos mismos maestros pasan horas ense&ntilde;&aacute;ndoles a sostener un l&aacute;piz o la forma correcta de escribir en cursiva las may&uacute;sculas. Cuando esos ni&ntilde;os pasen a la secundaria, con toda seguridad presentar&aacute;n sus trabajos no escritos a mano sino tipeados. <br />
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