Uruguay abrirá las telecomunicaciones

Mientras que la telefonía básica continuará en manos del Estado, se creará durante este año un holding de compañías privadas de capitales mixtos.

2 enero, 2001

El mercado de las telecomunicaciones de Uruguay será desregulado durante el curso de este año, después de 70 años de monopolio de la estatal Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel).

Antel no será privatizada de la forma en que tradicionalmente se reraliza esta operación; la empresa se transformará en un holding de compañías privadas de capital mixto, según expresa la ley de presupuesto aprobada en los últimos días de 2000, y según lo informaron fuentes del gobierno uruguayo.

Varias empresas internacionales ya comenzaron los preparativos para comenzar sus operaciones en Uruguay, mediante la contratación de asesores jurídicos, económicos y contables.

Por ejemplo, Telefónica de España es la que está dando sus primeros pasos en el país a través de una estrategia de fijación de marca, con promotoras que reparten obsequios con el logotipo de la firma.

Por falta de un respaldo político sustancial la telefonía básica permanecerá en carácter exclusivo dentro del Estado, por lo que la liberalización de las comunicaciones, a la que Uruguay llega tarde respecto de los demás países de la región por haber trabado un primer intento en 1990, no será total.

La primera iniciativa de apertura será la creación de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (Ursec), entidad que controlará el nuevo mercado con el objetivo de promocionar la competencia.

Ultimamente, el monopolio de Antel –que ejerce desde 1931– ha sufrido perforaciones a causa de avances tecnológicos tales como la proliferación de Internet, que en Uruguay alcanza un índice de usuarios de alrededor de 10% de la población (el más alto de América latina).

Hace algunos años se habilitó un mecanismo especial para que una banda de celulares de Movicom Bell-South peleara mercado frente a la celular móvil de Antel (Ancel), pero no existe un régimen de competencia pura, sino que mantienen una coordinación permanente de sus acciones.

La idea es que Antel siga siendo un organismo estatal, pero que el resto de actividades lo cumpla mediante empresas de derecho privado.

En esas sociedades anónimas, Antel será socio mayoritario y podrá recurrir para su mejor gestión a alianzas con empresas privadas.

Las dos primeras empresas que se crearán serán Ancel (celulares móviles), que hoy es una división interna del ente, y Anteldata, que se encargará de servicios corporativos de transmisión de datos.

El presidente uruguayo, Jorge Batlle, es quien más impulsó la apertura del mercado de telecomunicaciones, incluída en varios puntos del presupuesto quinquenal del país.

El mercado de las telecomunicaciones de Uruguay será desregulado durante el curso de este año, después de 70 años de monopolio de la estatal Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel).

Antel no será privatizada de la forma en que tradicionalmente se reraliza esta operación; la empresa se transformará en un holding de compañías privadas de capital mixto, según expresa la ley de presupuesto aprobada en los últimos días de 2000, y según lo informaron fuentes del gobierno uruguayo.

Varias empresas internacionales ya comenzaron los preparativos para comenzar sus operaciones en Uruguay, mediante la contratación de asesores jurídicos, económicos y contables.

Por ejemplo, Telefónica de España es la que está dando sus primeros pasos en el país a través de una estrategia de fijación de marca, con promotoras que reparten obsequios con el logotipo de la firma.

Por falta de un respaldo político sustancial la telefonía básica permanecerá en carácter exclusivo dentro del Estado, por lo que la liberalización de las comunicaciones, a la que Uruguay llega tarde respecto de los demás países de la región por haber trabado un primer intento en 1990, no será total.

La primera iniciativa de apertura será la creación de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (Ursec), entidad que controlará el nuevo mercado con el objetivo de promocionar la competencia.

Ultimamente, el monopolio de Antel –que ejerce desde 1931– ha sufrido perforaciones a causa de avances tecnológicos tales como la proliferación de Internet, que en Uruguay alcanza un índice de usuarios de alrededor de 10% de la población (el más alto de América latina).

Hace algunos años se habilitó un mecanismo especial para que una banda de celulares de Movicom Bell-South peleara mercado frente a la celular móvil de Antel (Ancel), pero no existe un régimen de competencia pura, sino que mantienen una coordinación permanente de sus acciones.

La idea es que Antel siga siendo un organismo estatal, pero que el resto de actividades lo cumpla mediante empresas de derecho privado.

En esas sociedades anónimas, Antel será socio mayoritario y podrá recurrir para su mejor gestión a alianzas con empresas privadas.

Las dos primeras empresas que se crearán serán Ancel (celulares móviles), que hoy es una división interna del ente, y Anteldata, que se encargará de servicios corporativos de transmisión de datos.

El presidente uruguayo, Jorge Batlle, es quien más impulsó la apertura del mercado de telecomunicaciones, incluída en varios puntos del presupuesto quinquenal del país.

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