Un síndrome llamado blackberry fantasma

En cierto sentido, el síntoma es una forma tecnológica de algo muy viejo: la sensación de que una mano amputada sigue todavía ahí. Ahora, es un celular que llama aunque esté apagado.

18 octubre, 2007

El “blackberry fantasma” es en realidad una moderna mutación de esos teléfonos que Alfred Hitchock hacía sonar, aunque estuvieran desconectados o, simplemente, no existiesen. Bien visto, hoy la proliferación de dispositivos manuales múltiples –imagen inclusive- crea un universo mucho más histérico.

Sea como fuese, el fenómeno es sencillo: se oye un celular apagado o inexistente o se ve un mensaje de texto que no está ahí. Series televisivas como “Sin rastros” (Without a trace), “Investigación en la escena del crimen” (Crime scene investigation), “Alias” o “Supernatural” hacen uso y abuso del recurso.

En tiempos de la mano amputada que seguía doliendo, se lo atribuía a raptos de demencia o histeria, como pasaba con un fenómeno más antiguo, las posesiones. Pero ¿cómo suponer que tecnologías avanzadas incurran en manifestaciones de ese tipo?

Entonces, aparecen los neurólogos Jack Tsao y William Barr (Maryland) con una explicación para el “blackberry fantasma”. Es un poco complicada: ciertas áreas del cerebro humano forman neuromatrices capaces de “oír” un celular que acaba de apagarse o, más misteriosamente, uno a punto de sonar. Ello plantea otro interrogante: ¿los mensajes de texto también se moverán por esas neuromatrices?

El “blackberry fantasma” es en realidad una moderna mutación de esos teléfonos que Alfred Hitchock hacía sonar, aunque estuvieran desconectados o, simplemente, no existiesen. Bien visto, hoy la proliferación de dispositivos manuales múltiples –imagen inclusive- crea un universo mucho más histérico.

Sea como fuese, el fenómeno es sencillo: se oye un celular apagado o inexistente o se ve un mensaje de texto que no está ahí. Series televisivas como “Sin rastros” (Without a trace), “Investigación en la escena del crimen” (Crime scene investigation), “Alias” o “Supernatural” hacen uso y abuso del recurso.

En tiempos de la mano amputada que seguía doliendo, se lo atribuía a raptos de demencia o histeria, como pasaba con un fenómeno más antiguo, las posesiones. Pero ¿cómo suponer que tecnologías avanzadas incurran en manifestaciones de ese tipo?

Entonces, aparecen los neurólogos Jack Tsao y William Barr (Maryland) con una explicación para el “blackberry fantasma”. Es un poco complicada: ciertas áreas del cerebro humano forman neuromatrices capaces de “oír” un celular que acaba de apagarse o, más misteriosamente, uno a punto de sonar. Ello plantea otro interrogante: ¿los mensajes de texto también se moverán por esas neuromatrices?

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