La aceleración económica sorprende a analistas propios y ajenos, empezando por los sinófilos de Tokio, Hongkong, Singapur y Bombay. Para el gobierno, es un problema: debe evitar que se profundice el recalentamiento mientras se aboca a orquestar los cambios impuestos por la nueva constitución.
Ya en el segundo trimestre, el PBI marcó 11,9% de rimo anual, por encima del 11,1% de enero-marzo. Según apuntan medios occidentales, este año China puede superar en tamaño a Alemania, tercera economía del mundo si se excluyen la Unió Europea y la Eurozona (que la contienen, claro).
Lógicamente, en términos de PB por habitante, China sigue lejos de las economías centrales, detalle por lo común soslayado en la prensa especializada. También la inflación desvela: registra +4,4% anual en junio, contra la meta de apenas 3% fijada por el gobierno. Por su parte, la inversión en infraestructura industrial aumentó casi 26% en enero-junio, siempre según proyecciones oficiales.
Estos números explican que, el viernes, Beijing haya elevado nuevamente la tasa básica en otro 0,5% anual. En teoría, esto debiera empujar el yüan. Máxime con un dólar internacionalmente tan débil que ni la masiva intervención cambiaria japonesa consigue mantenerlo por encima de 123 yenes. Pero hay otro síntoma alarmante: los ingresos de la población urbana se han incrementado 14,2% en el primer semestre, cifra que el campesinado disminuye poco (13,3%).
La aceleración económica sorprende a analistas propios y ajenos, empezando por los sinófilos de Tokio, Hongkong, Singapur y Bombay. Para el gobierno, es un problema: debe evitar que se profundice el recalentamiento mientras se aboca a orquestar los cambios impuestos por la nueva constitución.
Ya en el segundo trimestre, el PBI marcó 11,9% de rimo anual, por encima del 11,1% de enero-marzo. Según apuntan medios occidentales, este año China puede superar en tamaño a Alemania, tercera economía del mundo si se excluyen la Unió Europea y la Eurozona (que la contienen, claro).
Lógicamente, en términos de PB por habitante, China sigue lejos de las economías centrales, detalle por lo común soslayado en la prensa especializada. También la inflación desvela: registra +4,4% anual en junio, contra la meta de apenas 3% fijada por el gobierno. Por su parte, la inversión en infraestructura industrial aumentó casi 26% en enero-junio, siempre según proyecciones oficiales.
Estos números explican que, el viernes, Beijing haya elevado nuevamente la tasa básica en otro 0,5% anual. En teoría, esto debiera empujar el yüan. Máxime con un dólar internacionalmente tan débil que ni la masiva intervención cambiaria japonesa consigue mantenerlo por encima de 123 yenes. Pero hay otro síntoma alarmante: los ingresos de la población urbana se han incrementado 14,2% en el primer semestre, cifra que el campesinado disminuye poco (13,3%).