En una de las últimas conversaciones que sostuvo Steve Jobs con su biógrafo Walter Isaacson en 2011 poco antes de morir, le dijo que ya había descubierto la forma de crear “un televisor integrado que fuera completamente fácil de usar”. Al igual que a muchos otros mortales le enervaban las mesas llenas de controles y el televisor rodeado de aparatitos para diferentes cosas. Era un desorden que necesitaba a gritos un producto elegante como todos los de Apple. El televisor que tenía en mente sincronizaría con otros aparatos y con iCloud, el servicio de almacenaje online y tendría “la interfaz de usuario más simple que se pueda imaginar”. Y finalmente dijo en aquella conversación; “finalmente logré averiguar cómo hacerlo”.
No tuvo tiempo para ponerla en práctica, pero la idea quedó latente y ahora Apple, la compañía que le sobrevive finalmente vuelca su atención hacia la televisión.
La idea de Jobs sigue envuelta en el misterio que rodea a Apple. Hasta ahora Apple tuvo un solo producto relacionado con la televisión, el pequeño aparatito negro que envía por streaming películas y programas a un televisor. Durante años, Jobs y Tim Cook, su sucesor como CEO, se referían a él como un hobby. Pero alrededor de ese hobby Apple ha venido creando hardware, software y servicios que van a hacer más fácil para la gente mirar películas en la forma que quieran. La compañía ya tiene más piezas para una próxima generación de televisión de lo que uno se imagina.
Como Apple ya lo demostró con el iPad y el iPhone, no tiene que inventar cada aspecto de un producto para convertirlo en disruptivo. Se convirtió en líder combinando tecnologías existentes con alguna idea propia y empaquetando todo eso en productos que son fáciles de usar.
La televisión parece haber llegado a ese momento. La gente busca con ansia una forma de superar la experiencia del cable, tan rígidamente controlada. Las tecnologías existen para que llegue algo mejor. Conexiones más rápidas de banda ancha, apps móviles y la disponibilidad de programas y películas en Netflix y Hulu. 2010.
Además, la televisión daría a Apple una forma de entrar, o de expandir su papel en líneas de negocios que son más rentables. Además, en algún momento la compañía debe sacar otro producto revolucionario. Necesita mantener su ritmo de crecimiento luego de los años gloriosos del iPad.
A Cook, que reemplazó a Jobs como CEO en agosto de 2011, le vendría bien otro empujón. Tuvo que soportar la crisis por la antena defectuosa del iPhone 4 que motivó una disculpa y algunos despidos. En la pesada tarea de reemplazar al mago de los inventos, necesita un producto revolucionario propio para fortalecer su posición en el cargo.