Eventualmente, surgirá un mercado donde el agua se cotice, así como sucede con los “créditos” tasados en emisiones de carbono. El papel que hoy cubren las reservas submarinas de crudos les cabrá a los enormes acuíferos sudamericanos, africanos y canadienses.
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<p>Ese agotamiento de reservas quizá tenga efectos peores que en el caso de los hidrocarburos, pues trasformará mercados, ecosistemas y la geopolítica mundial. Naturalmente, no todos creen que el recurso pase a ser negociable. Apuntan a China, India, Rusia, Brasil y otras economías no tan condicionadas al lucro privado. </p>
<p>¿Cuál es el perfil hídrico del planeta? El agua salada, sólo apta si se la desaliniza –algo por hoy imposible en altamar-, representa 97% de la masa total. En cuanto al 3% restante, su uso humano vive un auge por efectos de sobrepoblación, industrialización y creciente necesidad de alimentos. </p>
<p>Hacia 1900, el consumo hídrico totalizaba cerca de 700 kilómetros cúbico, señala un informe de Sustainable Asset Management, una consultoría de Zürich. Hace un año, la cifra se elevaba a 3.840 km3 (+400%) y probablemente alcance cinco mil (+550) en 2026. Por supuesto, las dos últimas cifras siguen lejos de los 9.000/12.000 km3 anuales aportados por lluvias en áreas accesibles. Pero, sostienen los promotores del “mercado hídrico”, contaminación, derroche, sequías y una forma de efecto invernadero (posible debido a la caída de precios petroleros), la licuación de glaciares, deteriora las reservas disponibles. </p>
<p>Ya se observa racionamiento hídrico en California, desecamiento en la cuenca del río Amarillo (China) o reducción glaciar en la Patagonia argentino-chilena. Los gigantescos desprendimientos de témpanos circumpolares son otros signos. Hacia 2030, estima la Organización de Coooperación para Desarrollo Económico (OCDE), más de media humanidad vivirá en zonas con problemas de abasto hídrico. </p>
<p>Según una encuesta realizada en 2007 Marsh Center for Risk Insights, 40% de las mil empresas en la lista annual “Fortune” estima que los efectos de la escasez hídrica serán “de severos a catastróficos”, apenas 17% se prepara para esa eventualidad. “Muchas compañías ni siquiera han empezado a pensar en el tema o se lo dejan al gobierno”, subraya Howard Kunreuther (centro para gestión de riesgos, Wharton). “La gente sigue considerando el agua como don del cielo, aunque cada mes les llegue una factura por el servicio”. </p>
<p>Igual lenguaje emplea Witold Henisz (Foro Económico Mundial, Davos) especialista en riesgos ecológicos. “No será el fin del mundo. Pero habrá precios para el agua y, más aún, rivalidades entre países por el acceso al recurso”. No obstante, para la mayoría de la población global, no es cosa de mercados ni negocios. De acuerdo con el Consejo Mundial del Agua, 1.100 millones de personas sufren por falta de agua potable y otros 2.600 millones carecen de instalaciones sanitarias adecuadas: 60% de la humanidad. </p>
<p>La mala calidad hídrica, indica Naciones Unidas, causa diarrea infantil y otros males que matan 1,6 millones por año. Obviamente, durante años eso problemas han sido con insuficientes estructuras o prestaciones en países emergentes y subdesarrollados. Pero, con una población mundial capaz de alcanzar 9.000 millones hacia 2050, el surgimiento del agua como bien de cambio puede tener graves implicancias sociales y políticas. </p>
<p>Muchos empiezan a temer una crisis de corte maltusiano, no siempre por buenas razones. Por ejemplo, hace poco Goldman Sachs coincidía en que la falta de agua acabaría siendo una amenaza geopolítica superior a los precios agrícolas y el agotamiento de hidrocarburos. Ya en 2006, Nicolas Stern compartía esas aprensiones en un denso estudio encargado por el gobierno británico. </p>
<p>A GS eso lo fascina. Según la ex firma de valores, hoy banco comercial, cada veinte años se dobla el consumo hídrico mundial y, en muchas zonas, falta agua porque las lluvias no logran cubrir la demanda local. Por consiguiente, el banco otrora dirigido por Henry Paulson prevé un aumento en el precio eventual del agua y lo ve como “oportunidad, casi como el petróleo del futuro”. </p>
<p>Tanto GS como Stern creen que las ganancias en ese hipotético mercado no provendrán del agua en sí, sino de colocaciones en infraestructura, tecnología, exploración y distribución. Verbigracia, EE.UU. deberá gastar alrededor de un billón de dólares a valores corrientes en hidroductos y reciclaje de aguas usadas de ahora a 2020. Stern estima que el lado tecnológico del futuro negocio (desalinización, purificación) ya representaba en 2007 alrededor de US$ 425.000 millones. </p>
<p>Proveer agua depende de las políticas de precios. Mark Zeitoun (London School of Economics) sospecha que la agricultura –especialmente la subsidiada por gobiernos- es la máxima culpable del derroche. Los productores suelen preferir cultivos hidrointensivos, como la papa en Polonia, Holanda o Israel. En este caso, desperdician el agua que falta en Palestina, Jordania y Siria. </p>
<p>En verdad, el conjunto de reservas debiera alcanzar para todos, pero las mayores fuentes hídricas a menudo están mal ubicadas o son costosas de transportar. En otro plano, los problemas tienden a aumentar debido al efecto invernadero. Aun sin eso, que a Brasil o Canadá les sobre agua no ayuda a Yemén, Etiopía, China o la faja sahariana. </p>
<p>El consumo humano directo representa apenas 10% del agua dulce, que circula por canillas, duchas o mangueras. El doble, 20%, se emplea en la industria. El 70% restante –bastante más en economías subdesarrolladas- lo absorben explotaciones agroganaderas. Casi 18% de tierra bajo cultivo depende de la irrigación. </p>
<p>El segundo informe de la ONU sobre oferta hídrica global (2007/8) estima que esa proporción irá subiendo a medida como los mercado respondan al 55% de aumento en la demanda proyectado hacia 2020. Los promotores del recurso como negocio hablan de un concepto novedoso, “agua virtual”, para definir cómo los precios afectarían los mercados. Por ejemplo, se precisan 13.000 litros por cada kilo de carne vacuna. Así, un kilo de hardware equivale al agua virtual de los bienes y servicios transados vía computadoras. </p>
<p>Para un negocio global del agua “estimado en US$ 400/500.000 millones anuales, obtener y trasportar agua en forma convencional también depara oportunidades”. Quizá por ello, en el seco oeste tejano el magnate petrolero Thomas Boone Pickens viene comprando hectáreas de derechos a aguas subterráneas. Pero su idea no responde a la imaginación de Cohen: sólo proyecta un hidroducto para venderle agua a Dallas. </p>
Tras la caída de crudos, el agua puede valer tanto o más en el futuro
Eso reiteran científicos y estrategas. Este siglo debe prever una falta de agua dulce en grado similar a la de petróleo en el último cuarto del XX. Hasta cabe prever choques entre países donde el elemento abunda y el resto del mundo.