La transmisión de información, se realizó mediante señales químicas en forma de alcohol evaporado y liberado vía aerosol, las cuales eran captadas por un receptor que decodificaba su significado según la concentración de alcohol en el aire. A diferentes concentraciones de alcohol, se puede detectar un mensaje distinto asignado a dicha molécula, pudiendo crear un verdadero alfabeto, bajo la llamada comunicación molecular.
Este primer experimento exitoso, no fue muy extenso: el mensaje transmitido decía “O Canada” y el emisor se encontraba sólo a cuatro metros del receptor, utilizando un ventilador para mover las moléculas a través del aire, aunque demostró que se trata de una tecnología utilizable y que en un futuro se irá expandiendo.
¿Por qué utilizaron vodka? Este destilado es uno de los que más concentración de alcohol tiene y además es bastante puro en cuanto a sus componentes, siendo lo más similar a alcohol puro que se puede encontrar en los bares, ya que no está combinado con sabores aparte.
Comunicación molecular
El experimento realizado en la Universidad de York, abre paso a formas de uso de la comunicación molecular, entendiendo esto como el uso de señales químicas para transmitir mensajes sin necesidad de cables y con menos interrupciones que las conexiones inalámbricas utilizadas actualmente. La comunicación molecular no es nueva; en el mundo animal hay casos comunes, por ejemplo, cuando los perros usan su orina para marcar territorio o las hembras liberan feromonas para dar a conocer que están en celo.
Asimismo, la comunicación molecular sería estupenda para lugares de difícil acceso y en donde señalas electromagnéticas no se transmiten bien como tuberías, túneles subterráneos y otras estructuras. Pero también se señala que puede ser clave en la nanomedicina, ya que permitiría crear formas de comunicación más eficiente en la nanoescala, creando, por ejemplo, robots o sensores con tareas delicadas dentro del organismo, tales como combatir determinadas células cancerígenas.