Pero la triste verdad es que muy probablemente la industria tecnológica no lo note tanto como en otros sectores. A pesar de que a muchas mujeres les encanta la ciencia y la tecnología Silicon Valley está plagado de sexismo y el número de mujeres que trabajan allí es persistentemente bajo. Resolver ese problema no será fácil. La revista The Economist tiene algunas sugerencias.
Hace falta, dice la publicación, un profundo cambio cultural pues el desaliento a las niñas con respecto a la tecnología comienza en los primeros años de la escuela, cuando los alumnos comienzan a internalizar ideas sobre lo que les gustaría ser cuando sean grandes. Para cuando llegan a la secundaria las niñas están ya muy desinteresadas en la tecnología.
La doctora María Klawe, presidente del Harvey Mudd College, una pequeña usina de ciencia e ingeniería, ha diseñado un plan que aumentó el porcentaje de mujeres que se gradúan en ciencias de la computación de 15% en 2006 a 55% en 2016. Lo primero es eliminar la intimidación de toda idea de que alguans personas son buenas para la ciencia y otras no.
El colegio divide su curso introductorio por experiencia anterior, de manera que los estudiantes que llegan sin ninguna experiencia no se sienten aterrorizados por los que ya han estado haciendo códigos desde los 8 años. Simultáneamente, en vez de meterlos de lleno en las complejidades del lenguaje de programación Java, les enseñan primero a encontrar soluciones creativas a problemas usando métodos de computación. Para limitar el número de abandonos, el material del curso se divide en módulos, de modo que cualquiera que se atrase en uno tiene que esforzarse durante una semana o dos en lugar de todo el semestre.
En general, Klawe tiene unas cuantas sugerencias para poner más mujeres en IT, que incluyen pasantías y contratar a muchos miembros y mentores en la facultad como modelos de rol.
