Silicon valley pasa del chip a energías no convencionales

Al parecer, la perimida era de las puntocom abre camino a la de los vatios. Años después del desinfle (2000/1), muchos veteranos de esas lides encuentran otros nichos: energía eólica o solar, etanol y pilas de hidrógeno.

15 marzo, 2007

Los capitales de riesgo han empezado a colocar cientos de millones en emprendimientos estilo SunPower, Nanosolar o Lilliputian Systems. Surge todo tipo de empresario. Todos quisieran transformar el mercado norteamericano de energía y combustibles (alrededor de un billón de dólares), preservando al mismo tiempo el equilibrio ecológico del planeta.

“Es como 1996/200, pero no tanto”, señala Andrew Beebe, que vivió esa experiencia. Por entonces, tenía Bigstep.com, firma experta en asesorar a pequeñas empresas para vender en línea. Hoy, maneja Energry Innovations, dedicada a fabricar paneles solares de bajo costo. Según lo ve, el potencial de Silicon valley para promover cambios es vasto pero, advierte, “hay síntomas de fiebre alta, del tipo que conduce a sobreinversión. En suma, asoman algunos de los peores rasgos de aquella burbuja”.

Este “miniauge” basado en energía y combustibles no convencionales involucra todo tipo de emprendedores, aun los que se enfocan en la web. Sea como fuere, muchos creen que la vieja vanguardia tecnológica cede a las tecnologías limpias. Esto es, innovaciones eficientes en energía y beneficiosas para el ambiente.

Las similitudes con auges pasados son obvias, pero Silicon valley siempre se ha movido en ciclos. Su principio es claro: mirar alrededor en pos de algo para organizar. En este caso, el sector energético no dista tanto de otras especialidades locales. Por ejemplo, el mismo silicón empleado para hacer microprocesadores convierte luz solar en electricidad vía paneles solares, en mientras las biociencias necesarias para desarrollar medicamentos pueden aplicarse a mejorar procesos que generan etanol.

Algunos afirman que los esquemas para armar compañías o sectores sons adaptables al ámbito energético. Pero otros sospechan que sólo son ecos del desordenado optimismo prevalente en la burbuja de 1996 a 2000. Aun los más comprometidos con las nuevas oportunidades admiten que existen considerables problemas.

Iniciar una firma de tecnología limpia no es fácil pues, para empezar, hace falta tener fiabilidad científica, algo que los propios emprendedores no atinan a definir o no quieren hacerlo. Por otra parte, nadie espera retorno tan altos y veloces como los de las malhadadas puntocom. Esta vez, la idea no es hacerse rico rápidamente, sino hacerse más ricos pero sin tato apuro.

Quienes se dedican al negocios de energía o combustibles alternativos señala que les hace falta tiempo para entender las tecnología y trocarlas en compañías sólidas. Después de todo y en contraste con la fiebre de Internet, ahora se lidia con productos, servicios y clientes reales

En los primeros nueve meses de 2006, los inversores a riesgos pusieron US$ 750 millones en una amplia gama de emprendimientos ubicados en Silicon valley. Los subsectores van de generación a almacenamiento de energía, según Cleantech Venture Network, un grupo del rubro. Hasta el momento, es el segmento más dinámico y ese monto se compara con los destinados a telecomunicaciones y biotecnología (US$ 1.500 millones en conjunto).

Pero las sumas son todavía pequeñas en la relación son las del auge de diez años atrás, sólo que van a actividades tangibles, no virtuales. Durante el piso de esa burbuja, 2000, Silicon valley absorbió casi US$ 34.000 millones. Pero también los licuó. Eso no parece estar sucediendo en esta ocasión.

Los capitales de riesgo han empezado a colocar cientos de millones en emprendimientos estilo SunPower, Nanosolar o Lilliputian Systems. Surge todo tipo de empresario. Todos quisieran transformar el mercado norteamericano de energía y combustibles (alrededor de un billón de dólares), preservando al mismo tiempo el equilibrio ecológico del planeta.

“Es como 1996/200, pero no tanto”, señala Andrew Beebe, que vivió esa experiencia. Por entonces, tenía Bigstep.com, firma experta en asesorar a pequeñas empresas para vender en línea. Hoy, maneja Energry Innovations, dedicada a fabricar paneles solares de bajo costo. Según lo ve, el potencial de Silicon valley para promover cambios es vasto pero, advierte, “hay síntomas de fiebre alta, del tipo que conduce a sobreinversión. En suma, asoman algunos de los peores rasgos de aquella burbuja”.

Este “miniauge” basado en energía y combustibles no convencionales involucra todo tipo de emprendedores, aun los que se enfocan en la web. Sea como fuere, muchos creen que la vieja vanguardia tecnológica cede a las tecnologías limpias. Esto es, innovaciones eficientes en energía y beneficiosas para el ambiente.

Las similitudes con auges pasados son obvias, pero Silicon valley siempre se ha movido en ciclos. Su principio es claro: mirar alrededor en pos de algo para organizar. En este caso, el sector energético no dista tanto de otras especialidades locales. Por ejemplo, el mismo silicón empleado para hacer microprocesadores convierte luz solar en electricidad vía paneles solares, en mientras las biociencias necesarias para desarrollar medicamentos pueden aplicarse a mejorar procesos que generan etanol.

Algunos afirman que los esquemas para armar compañías o sectores sons adaptables al ámbito energético. Pero otros sospechan que sólo son ecos del desordenado optimismo prevalente en la burbuja de 1996 a 2000. Aun los más comprometidos con las nuevas oportunidades admiten que existen considerables problemas.

Iniciar una firma de tecnología limpia no es fácil pues, para empezar, hace falta tener fiabilidad científica, algo que los propios emprendedores no atinan a definir o no quieren hacerlo. Por otra parte, nadie espera retorno tan altos y veloces como los de las malhadadas puntocom. Esta vez, la idea no es hacerse rico rápidamente, sino hacerse más ricos pero sin tato apuro.

Quienes se dedican al negocios de energía o combustibles alternativos señala que les hace falta tiempo para entender las tecnología y trocarlas en compañías sólidas. Después de todo y en contraste con la fiebre de Internet, ahora se lidia con productos, servicios y clientes reales

En los primeros nueve meses de 2006, los inversores a riesgos pusieron US$ 750 millones en una amplia gama de emprendimientos ubicados en Silicon valley. Los subsectores van de generación a almacenamiento de energía, según Cleantech Venture Network, un grupo del rubro. Hasta el momento, es el segmento más dinámico y ese monto se compara con los destinados a telecomunicaciones y biotecnología (US$ 1.500 millones en conjunto).

Pero las sumas son todavía pequeñas en la relación son las del auge de diez años atrás, sólo que van a actividades tangibles, no virtuales. Durante el piso de esa burbuja, 2000, Silicon valley absorbió casi US$ 34.000 millones. Pero también los licuó. Eso no parece estar sucediendo en esta ocasión.

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