Si lo consigue su valuación llegaría a los US$ 700 millones. Esto se produce a pocas semanas de haber reunido un capital de US$ 196 millones.
Parece que la compañía los necesita. Hay mucho misterio alrededor de la compañía. Uno de los secretos más grandes es quiénes conforman su base de clientes, aunque se sabe que está constituida fundamentalmente por agencias de inteligencia, de gobierno y de instituciones bancarias. La compañía está comprando numerosos edificios en Palo alto, California.
La compañía, dice su CEO Peter Thiel, trabaja para la seguridad nacional y las esferas empresariales, cosa que implica defender a las compañías contra el ciber ataque. Dice, que para trabajar en eso no puede quedar expuesta a las vicisitudes de tiempos buenos y tiempos malos.
El nombre de la compañía es el de una piedra con capacidad de ver cosas que aparece en la película El Señor de los Anillos, que permite ver verdades escondidas y seguir acontecimiento en cualquier parte del mundo ice Thiel. Palantir se define, entonces, como “el ojo que todo lo ve”.
Multimillonario de Silicon Valley y admirador de JRR Tolkien, Thiel adoptó el nombre cuando imaginó una empresa que pudiera encontrar respuestas al diluvio de Big Data que circula en la era digital.
La compañía dice a quien quiera escuchar que su tecnología funciona. Si eso es así la valuación es correcta. El software de Palantir es notablemente diferente del resto de los que tratan de detectar y automatizar patrones. Este toma muchos datos de muchos lugares y los hace analizables por la gente que mejor conoce los problemas. Se dice que fue usado para malograr complots terroristas y resolver crímenes y que también se usa para todo tipo de problemas, desde detección de fraudes en servicios financieros hasta emergencias en desastres.
La idea original para crear esta compañía surgió en los años siguientes a los ataques del 11 de septiembre, cuando Thiel comenzó a pensar en cómo usar la tecnología para ayudar a proteger naciones. Al principio el financiamiento provenía de In-Q-Tel, el brazo de capital de riesgo y sin fines de lucro de la CIA, y se usaba para organismos del gobierno.
Si bien el negocio comenzó con contratos del gobierno, luego se diversificó y hoy 70% de sus contratos son con el sector privado. La diversificación comenzó con bancos y aseguradoras, ambos sectores preocupados por identificar el fraude financiero e identificar a los sospechosos atacantes.