Si se puede editar genes, ¿creamos súper genes?

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Como los editores de diarios que editan textos, sacan una palabra aquí y agregan una frase allá, los biólogos están comenzando a apreciar el valor de la edición, especialmente cuando se trata de modificar genes en células u organismos.

Hace muy poco apareció una poderosa tecnología nueva (llamada CRISPR, por sus siglas en inglés)  que permite a los investigadores hacer pequeños cambios permanentes en el ADN de células animales y humanas. En realidad eso es editar el genoma, o sea la clave para generar células. Con CRISPR los investigadores pueden generar, en días o semanas, modelos experimentales que generalmente llevan meses o años.  Y así pueden evaluar rápidamente el efecto de un gen particular  eliminándolo totalmente. Se trata, en síntesis, de llevar la técnica cortar y pegar a la genética.

CRISPR es una tecnología revolucionaria y en 18 meses ya aparecieron tres empresas desde que se publicaron los primeros resultados de investigaciones en las universidades de California y Berkeley en Estados Unidos y Umea, en Suecia.

Las posibilidades que abre para la cura de enfermedades es casi evidente hasta para alguien que no sepa nada de medicina.

Los experimentos hasta la fecha no han sido perfectos y todavía falta insertar nuevos genes en embriones humanos, pero aquí se plantean una serie de cuestiones que exceden a la medicina y se encuadran en la ética, o en el libro de la vida.  Si a un embrión se le implanta un gen o varios que le confieren resistencia al Ébola, al cáncer y al Alzheimer, ¿estamos creando un súper humano? ¿La salud perfecta será un privilegio de los ultra ricos?

Esta discusión no se ha hecho pública todavía, primero porque el tema de la edición de genomas es muy nuevo todavía y segundo, porque es muy complejo y exige consideraciones en varios campos del conocimiento.

 

 

 

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