En todas partes del mundo ls gobiernos hacn esfuerzos por contener el contenido dañino yque se difunde por Internet. Desinformación, material de abuso sexual infantil (CSAM según siglas inglesas), acoso, promoción de dañoi auto infligido, la cantidad de problemas es inagotable. Todo lo mencionado tiene consecuencias reales en la vida de las personas y no son fáciles de remediar.
Sin embargo, algunas iniciativas legislativas recientes han logrado que los gobiernos comiencen a responsabilizar a las compañías por el bienestar de sus usuarios. Desde Estados Unidos hasta Europa, los legisladores comienzan a implementar los principios de la “seguridad por diseño” que promueven la responsabilidad de las empresas, el empoderamiento de los usuarios y la transparencia en el centro de als reglas que rigen la vida online.
La seguridad por diseño ofrece un enfoque más proactivo para que los legisladores encaren los temas de seguridad, aunque esos mismos principios plantean problemas nuevos. Al adoptar seguridad por diseño los políticos pueden ofrecer a los usuarios más opciones y la posibilidad de entender cómo están estructuradas las experiencias online. Eso les da, supuestamente, más autonomía para mitigar los daños que esas experiencias pueden ocasionarles.
Pero este recurso también necesita un cuidadoso equilibrio para preservar las libertades civiles mientras sismultáneamente brinda protecciones a los usuarios online, no solo a los niños. Esas reglas deben ser pensadas para que brinden asesoramiento a la industria y le ofrezcan un marco de referencia lo suficientemente amplio como para que pueda ser aplicado a espacio sociales futuros.
Seguridad por diseño en la práctica
La seguridad por diseño se basa en el concepto de “arquitectura de opciones” acuñado por los economistas conductistas Richard Thaler y Cass Sunstein en su libro Nudge publicado en 2008 donde describen como las elecciones diarias que hacemos dependen de cómo nos las presentan. Las plataformas de redes sociales han aplicado este concepto al diseño de su producto para crear aplicaciones que mantengan pendientes a los usuarios cualquiera sean los beneficios o daños que resulten de su experiencia.
Quienes tienen la responsabilidad de legislar están conociendo cada vez más esta literatura sobre ciencia conductista para entender los daños que provocan, por ejemplo, las redes sociales.
La seguridad por diseño extiende sus conceptos fundacionales a la privacidad online, la “privacidad por diseño”. Los principios incluyen requisitos de transparencia sobre recolección de datos de usuarios y auditorías independientes.
