La batalla, inicialmente por US$ 1.000 millones, lleva ya casi cuatro meses. En esta fase, SCO Group –ex Tarantella, ex Caldera International Systems- pidió a la justicia federal bloquear AIX por tiempo indeterminado. Pero la disputa amenaza ahora salirse de madre y perjudicar a muchas empresas usuarias de sistemas operativos Linux (a su vez, basado en Unix). A diferencia de los demás, Linux se distribuye gratuitamente aunque, luego, una vasta red de programadores –orientada por el suecofinés Linus Torvalds, su creador- los mejora y los desinfecta de virus. Desde hace un tiempo, IBM es el mayor promotor de la fuente abierta.
En marzo, SCO Group radicó una demanda contra IBM, acusándola de copiar códigos Unix en Linux, con lo cual infringía los derechos de la litigante. Ésta se los había adquirido –cuando aún no se llamaba SCO- en 1995 a Novell e involucraban esos códigos básicos. Lo malo, señalan expertos, es que aquel contrato (con Caldera) exhibe una redacción confusa, algo congénito en el sector. A partir de ese momento, IBM tenía cien días para llegar a arreglo (este plazo expiró el viernes pasado), so pena de que SCO le revocase la licencia AIX Unix.
Esto ocurrió ayer. Con un agravante: SCO sostiene que la veda alcanza a las otras versiones comerciales derivadas de Unix en forma similar a AIX. “Claramente, IBM ha abusado del código de fuente Unix y ha violado los términos del contrato con SCO”, afirma el abogado Mark Heisse, socio del estudio Boles, Schiller & Flexner, que representa al demandante. Si prosperase el pedido de inhibir a IBM del uso y la distribución de software AIX, Big Blue perdería el ingrediente clave de computadoras y sistemas cuya venta le redituó US$ 3.600 millones en 2002.
Por supuesto, el gigante rechazó los planteos de SCO y advirtió que sus efectos podrían perjudicar al movimiento de fuente abierta Linux. En un comunicado, IBM señaló que continuará entregando, apoyando y desarrollando AIX. A su vez, los mayores clientes de la compañía se muestran dispuestos a aceptar sus seguridades al respecto. Pero SCO sigue presionando e IBM no quiere siquiera hablar de un arreglo extrajudicial. Por ahora.
La batalla, inicialmente por US$ 1.000 millones, lleva ya casi cuatro meses. En esta fase, SCO Group –ex Tarantella, ex Caldera International Systems- pidió a la justicia federal bloquear AIX por tiempo indeterminado. Pero la disputa amenaza ahora salirse de madre y perjudicar a muchas empresas usuarias de sistemas operativos Linux (a su vez, basado en Unix). A diferencia de los demás, Linux se distribuye gratuitamente aunque, luego, una vasta red de programadores –orientada por el suecofinés Linus Torvalds, su creador- los mejora y los desinfecta de virus. Desde hace un tiempo, IBM es el mayor promotor de la fuente abierta.
En marzo, SCO Group radicó una demanda contra IBM, acusándola de copiar códigos Unix en Linux, con lo cual infringía los derechos de la litigante. Ésta se los había adquirido –cuando aún no se llamaba SCO- en 1995 a Novell e involucraban esos códigos básicos. Lo malo, señalan expertos, es que aquel contrato (con Caldera) exhibe una redacción confusa, algo congénito en el sector. A partir de ese momento, IBM tenía cien días para llegar a arreglo (este plazo expiró el viernes pasado), so pena de que SCO le revocase la licencia AIX Unix.
Esto ocurrió ayer. Con un agravante: SCO sostiene que la veda alcanza a las otras versiones comerciales derivadas de Unix en forma similar a AIX. “Claramente, IBM ha abusado del código de fuente Unix y ha violado los términos del contrato con SCO”, afirma el abogado Mark Heisse, socio del estudio Boles, Schiller & Flexner, que representa al demandante. Si prosperase el pedido de inhibir a IBM del uso y la distribución de software AIX, Big Blue perdería el ingrediente clave de computadoras y sistemas cuya venta le redituó US$ 3.600 millones en 2002.
Por supuesto, el gigante rechazó los planteos de SCO y advirtió que sus efectos podrían perjudicar al movimiento de fuente abierta Linux. En un comunicado, IBM señaló que continuará entregando, apoyando y desarrollando AIX. A su vez, los mayores clientes de la compañía se muestran dispuestos a aceptar sus seguridades al respecto. Pero SCO sigue presionando e IBM no quiere siquiera hablar de un arreglo extrajudicial. Por ahora.