Ridiculeces de la revolución “smart”

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Proliferan gadgets absurdos y lo peor, vienen con apps más absurdas.

Una mirada rápida hacia algunos de los productos que ofrece el mercado – que vienen acompañados con sus respectivas apps para el teléfono – hace pensar que a la humanidad le gustaría ir hacia un mundo en el que no tengamos que mover un dedo ni para levantar la taza de café.

 

Sathnam Sanghera reseña hoy en el New York Times los últimos productos aparecidos en el mercado británico, todos con app, y llega a la conclusión de que debería haber una app que elimine automáticamente todas las apps innecesarias.

 

Nike sacó en enero las Adapt BB, zapatillas deportivas que “reinventan los cordones”, algo que, según la compañía, se remonta al año 3.500 Antes de Cristo, antes de las pirámides. Aparentemente, los compradores felices ante la idea de tener cordones computarizados para no tener que realizar la desagradable tarea de atarlos a mano. Pero el verdadero problema surge porque a Nike se le ocurrió agregar una app al producto que permite activar el anudado automático en el momento deseado y adaptar también las luces para ver cómo va la carga de las zapatillas. También cambia la configuración según el usuario esté jugando, corriendo o sentado.

 

Hay también, en Gran Bretaña, un cepillo de dientes inteligente: el Philips Sonicare Diamond Clean (cuesta 360 libras esterlinas). Viene con vaso y un estuche que permite recargarlo mediante un puerto USB. La app tiene todavía menos sentido. Conecta el teléfono con el cepillo vía Bluetooth y usa una serie de sensores en el mango para controlar en tiempo real cómo nos estamos cepillando los dientes. Mientras lo hacemos va generando un mapa 3D de la boca para mostrarnos qué dientes estamos cepillando, si la acción es demasiado intenso o demasiado suave, o de qué dientes nos estamos olvidando. Va dando un informe sobre el proceso, nos peamite fijar metas y también nos avisa cuando llega el momento de comprar uno nuevo.

 

Luego está el Ember Travel Mug, un tazón elegante que mantiene la bebida caliente gracias a un filamento recargable; también se conecta al teléfono mediante una app. No se sabe muy bien para qué.

También está la app que se conecta con la heladera inteligente y que hace sonar el teléfono cuando nos olvidamos de cerrar la puerta y un montón de apps para el reloj inteligente que dan todo tipo de información.

 

Muchas aplicaciones son útiles pero muchas otras no lo son y provocan fastidio más que satisfacción. Pero si alguien quiere conectarse con su cepillo de dientes, ya puede hacerlo.

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