Revolucionario combustible vegetal

El argentino Mauro Knudsen extrajo el biodiesel del girasol. El nuevo combustible se puede emplear en cualquier vehículo gasolero. Aunque aún no se vende en el mercado, el proyecto está muy avanzado.

30 enero, 2001

Quienes han tenido contacto directo con el combustible fabricado sobre la base de materias primas renovables como el girasol y la soja, afirman que en él está gran parte del futuro del agro argentino.

Este combustible biodegradable, es apto para cualquier motor gasolero, sin efectuar ningún tipo de modificación; su costo rondaría los 32 centavos, contra los 59 que vale el combustible común.

El sector agropecuario consume anualmente 4.500 millones de litros de gasoil, 50% del total del país y es su principal insumo.

En este momento, cuatro proyectos han superado la etapa experimental: dos en Santa Fe, uno en San Luis y, el de mayor impulso, en la provincia de Buenos Aires.

En este último caso, el Consorcio Intermunicipal de los partidos de Tres Arroyos, Benito Juárez, González Chaves y San Cayetano invertirá US$ 9 millones en una planta de biodiesel, con una capacidad productiva de 40.000 toneladas anuales.

La idea es instrumentar un sistema de pago en especies: es decir que cada 2,5 kilos de girasol que entregue el productor recibirá un litro de combustible.

Según el estudio de prefactibilidad, con sólo destinar 6% de la superficie de un campo de 500 hectáreas, el productor obtendrá los 21.000 litros de biodiesel necesarios para trabajarlo; el costo, en caso de emplearse gasoil común, sería de $ 10.689 .

Agricultores Federados Argentinos, entidad que agrupa a 16.000 productores, también estudia la posibilidad de destinar un porcentaje de la soja que procesan en su planta industrial a la obtención del nuevo combustible.

“De las 20.000 toneladas que se muelen por año, podría derivarse entre un cincuenta y un sesenta por ciento a la producción de biodiesel. La ventaja es que los productores podrán canjearlo por materia prima y así evitarán el pago del IVA”, dijo José Zapico, a cargo de la industria.

Se calcula que los miembros de esa institución consumen 15 millones de litros de gasoil por año.

Por otra parte, la empresa metalúrgica Fimaco, ubicada en la localidad santafecina de Esperanza, ensaya la producción de biodiesel en una planta de fabricación propia; la firma no sólo apunta a chequear el combustible en diferentes tipos de motores sino que pretende desarrollar la tecnología para abastecer a los futuros procesadores del carburante.

“El objetivo es diseñar un sistema que produzca biodiesel en la forma más económica posible. Pretendemos obtener equipamiento para procesar desde 50.000 litros por día”, apuntó Enrique Dauchat, presidente de la compañía.

En principio, este combustible quedaría circunscripto al ámbito rural, aunque no se descarta que en una segunda etapa pueda utilizarse en el transporte urbano.

Quienes han tenido contacto directo con el combustible fabricado sobre la base de materias primas renovables como el girasol y la soja, afirman que en él está gran parte del futuro del agro argentino.

Este combustible biodegradable, es apto para cualquier motor gasolero, sin efectuar ningún tipo de modificación; su costo rondaría los 32 centavos, contra los 59 que vale el combustible común.

El sector agropecuario consume anualmente 4.500 millones de litros de gasoil, 50% del total del país y es su principal insumo.

En este momento, cuatro proyectos han superado la etapa experimental: dos en Santa Fe, uno en San Luis y, el de mayor impulso, en la provincia de Buenos Aires.

En este último caso, el Consorcio Intermunicipal de los partidos de Tres Arroyos, Benito Juárez, González Chaves y San Cayetano invertirá US$ 9 millones en una planta de biodiesel, con una capacidad productiva de 40.000 toneladas anuales.

La idea es instrumentar un sistema de pago en especies: es decir que cada 2,5 kilos de girasol que entregue el productor recibirá un litro de combustible.

Según el estudio de prefactibilidad, con sólo destinar 6% de la superficie de un campo de 500 hectáreas, el productor obtendrá los 21.000 litros de biodiesel necesarios para trabajarlo; el costo, en caso de emplearse gasoil común, sería de $ 10.689 .

Agricultores Federados Argentinos, entidad que agrupa a 16.000 productores, también estudia la posibilidad de destinar un porcentaje de la soja que procesan en su planta industrial a la obtención del nuevo combustible.

“De las 20.000 toneladas que se muelen por año, podría derivarse entre un cincuenta y un sesenta por ciento a la producción de biodiesel. La ventaja es que los productores podrán canjearlo por materia prima y así evitarán el pago del IVA”, dijo José Zapico, a cargo de la industria.

Se calcula que los miembros de esa institución consumen 15 millones de litros de gasoil por año.

Por otra parte, la empresa metalúrgica Fimaco, ubicada en la localidad santafecina de Esperanza, ensaya la producción de biodiesel en una planta de fabricación propia; la firma no sólo apunta a chequear el combustible en diferentes tipos de motores sino que pretende desarrollar la tecnología para abastecer a los futuros procesadores del carburante.

“El objetivo es diseñar un sistema que produzca biodiesel en la forma más económica posible. Pretendemos obtener equipamiento para procesar desde 50.000 litros por día”, apuntó Enrique Dauchat, presidente de la compañía.

En principio, este combustible quedaría circunscripto al ámbito rural, aunque no se descarta que en una segunda etapa pueda utilizarse en el transporte urbano.

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