Frente a la creciente congestión y crecimiento de la población urbana crece la importancia de los sistemas de transporte público en general y de los ferrocarriles en particular. El desafío, sin embargo, es desarrollar dichos sistemas compatibilizando avances tecnológicos, eficiencia energética y reducción de contaminación con presupuestos exiguos. Esos son los objetivos de algunos de los proyectos innovadores en el área ferroviaria, que prometen revolucionar al sector en las próximas décadas.
El tren es una de las formas de transporte más prometedoras en cuanto a reducir la congestión del tráfico automotor, la contaminación ambiental, disminuir costos y aumentar la eficiencia energética.
Con el desarrollo incesante de la tecnología se calcula que en cincuenta años habrá muchos avances en transporte ferroviario.
Redes de túneles superconductores y cables eléctricos
Las llamadas redes de túneles superconductores son una variante de los trenes de levitación magnética que correrán por tubos de vacío a velocidades de hasta 6.500 kilómetros por hora. A esas velocidades, el trayecco, por ejemplo, entre Nueva York y Beijin se podría recorrer en dos horas. Según sus defensores, esta tecnología puede ser 50 veces más eficiente que los coches eléctricos o los trenes actuales.
La red Terraspan es uno de los proyectos que busca impulsar esta nueva tecnología. Además de proporcionar la infraestructura para los trenes, esta red se alimentaría en forma completamente independiente, sin afectar el suministro de electricidad destinado a los hogares.
Swissmetro es otro proyecto similar en Suiza, que prevé un servicio de trenes en tubos de vacío capaces de alcanzar velocidades de 500 kilómetros por hora.
Otro concepto de tren de alta velocidad, algo más sencilla que los trenes en tubos de vacío, es el String Transport System. Este concepto se basa en el uso de pesados cables eléctricos, que además de proporcionar potencia servirían de apoyo para los vagones. Podría ser entre tres y diez veces más económico que un tren de levitación magnética o un sistema de monorriel. Podría alcanzar velocidades en torno a los 250 kilómetros por hora.
Una tercera alternativa es el tren de rieles tubulares o Tubular Rail, que revierte la ingeniería ferroviaria tradicional al ubicar el funcionamiento de los dispositivos de tracción en anillos elevados sobre la estructura del tren, generando una suerte de sistema de vías superior, o sea por encima de los vagones.Estos trenes podrían alcanzar velocidades de hasta 240 kilómetros por hora, y podrían aprovechar parte de la infraestructura existente, con el consiguiente ahorro de costos.
Otro sistema que también aprovecha la infraestructura existente es un sistema de autobús que rodaría sobre pilotes sobre el tráfico gracias a pequeñas pistas situadas entre los carriles automotores, mientras que los pasajeros subirían y bajarían en paradas de autobús elevadas.
El resultado de este sistema, denominado “straddling busâ€, sería que más personas podrían transportarse por los mismos sitios, incrementando la capacidad de carga de las vías urbanas pero sin interrumpir el tráfico y sin necesidad de construir un sistema de carril completamente independiente.
Shweeb es otro concepto. Se trata de un sistema de monorriel a tracción humana, que funcionaría mediante una suerte de bicicletas colgantes suspendidas en pistas, capaces de unir dos puntos concretos.
En la actualidad ya es posible viajar en el sistema Shweeb en parques de aventura de Nueva Zelanda, donde se puede llegar a velocidades de hasta 45 kilómetros por hora.
También está el proyecto SolarBullet, que tiene como objetivo alimentar trenes capaces de alcanzar velocidades de 354 kilómetros por hora mediante paneles solares en forma integral, y el ambicioso Maglev espacial del sistema Startram, que prevé un superconductor de levitación magnética capaz de llevar a un tren al espacio a través de la órbita baja terrestre.