Primero, los rusos. Ahora, los chinos ensayan ciberataques

En verdad, según el Pentágono, “hackers” militares de Beijing vulneraron en junio la red norteamericana de defensa. Un mes antes, los rusos dejaban a obscuras los sitios gubernamentales de Internet en la pequeña Estonia.

4 septiembre, 2007

La incursión china, admiten en Washington, es la más serie sufrida por el Pentágono desde que se libra esta curiosa “guerra fría” en el ciberespacio. Así lo reveló el “Financial times” (cabe preguntarse qué estaban haciendo los grandes medios aquende el mar), describiendo cómo fue preciso desconectar los sistemas del propio secretario de la cartera, Robert Gates.

Naturalmente, ningún funcionario aceptó apuntar públicamente a los piratas amarillos. Pero fuentes militares dieron a entender que estaba involucrado el “ejército popular de liberación”, vetusto nombre de fantasía que emplean las fuerzas armadas chinas. ¿Cómo lo supieron en el Pentágono? Pues estableciendo las coordenadas del ataque.

Defensa continúa investigando qué volumen de datos fue descargado. Por si las moscas, los mentideros del edificio pentacular “aclaran” que su mayor parte no se compone de información secreta o reservada. Pero, claro, si todo se maneja en el misterio ¿cómo saber si eso es cierto o una simple cortina de humo? Lo que sí queda claro es que, en la actualidad, rusos y chinos ya pueden interferir sistemas en momentos críticos.

Ese factor explica que, durante diez días, el Pentágono debiese bloquear parte de su red. Allegados a Richard Lawless (una ironía: significa “fuera de la ley” en inglés), a cargo del área Asia oriental, señalaban que el “ataque final” no fue repentino. En efecto, durante meses un gran grupo de piratas, en numerosas localidad chinas, estuvo practicando cómo irrumpir en el sistema del Pentágono.

La incursión china, admiten en Washington, es la más serie sufrida por el Pentágono desde que se libra esta curiosa “guerra fría” en el ciberespacio. Así lo reveló el “Financial times” (cabe preguntarse qué estaban haciendo los grandes medios aquende el mar), describiendo cómo fue preciso desconectar los sistemas del propio secretario de la cartera, Robert Gates.

Naturalmente, ningún funcionario aceptó apuntar públicamente a los piratas amarillos. Pero fuentes militares dieron a entender que estaba involucrado el “ejército popular de liberación”, vetusto nombre de fantasía que emplean las fuerzas armadas chinas. ¿Cómo lo supieron en el Pentágono? Pues estableciendo las coordenadas del ataque.

Defensa continúa investigando qué volumen de datos fue descargado. Por si las moscas, los mentideros del edificio pentacular “aclaran” que su mayor parte no se compone de información secreta o reservada. Pero, claro, si todo se maneja en el misterio ¿cómo saber si eso es cierto o una simple cortina de humo? Lo que sí queda claro es que, en la actualidad, rusos y chinos ya pueden interferir sistemas en momentos críticos.

Ese factor explica que, durante diez días, el Pentágono debiese bloquear parte de su red. Allegados a Richard Lawless (una ironía: significa “fuera de la ley” en inglés), a cargo del área Asia oriental, señalaban que el “ataque final” no fue repentino. En efecto, durante meses un gran grupo de piratas, en numerosas localidad chinas, estuvo practicando cómo irrumpir en el sistema del Pentágono.

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