Según Keith la geomanipulación podria ser la única manera de bajar el termostato de la tierra. El plan habla de adaptar varios aviones comerciales Gulfstream (los jets privados más avanzados del mundo) con motores militares y equipos para producir y dispersar finas gotas de ácido sulfúrico. Elevar los jets a unos 20 km de altura aproximadamente, bastante más alto que la altura de crucero de un avión comercial pero dentro de su alcance. A esa altitud en los trópicos los aviones se encuentran en la baja estratósfera. Desde allí rocían el ácido sulfúrico cuidadosamente controlando la cantidad liberada. El sulfuro se combina con el vapor de agua para formar aerosoles sulfatados, finas partículas de menos de un micrómetro de diámetro. Esas partículas son arrastradas hacia arriba por los vientos naturales y son dispersadas por encima del globo, incluyendo los polos. Una vez desparramadas por la estratósfera, los aerosoles reflejarán aproximadamente 1% de la luz solar que toda la tierra y vuelve al espacio. Aumentar lo que los científicos llaman el poder reflectivo de la tierra, va a compensar parcialmente los efectos de calentamiento causados por los elevados niveles de gases de invernadero.
El plan, que su autor no piensa implementar por el momento, necesitaría mucha más investigación para determinar si inyectar sulfuro en la estratósfera no tendría consecuencias peligrosas, como alterar los patrones de lluvias o consumir aun más la capa de ozono que protege la tierra de la radiación ultravioleta.
Otro problema, todavía más espinoso, conduce a temas éticos y de gobernanza que rodean la geomanipulación (geo engineering en inglés); cuestiones sobre quién estaría autorizado para hacer qué y cuándo…con todo, Keith, quien es profesor de física aplicada en Harvard University y experto en tecnología energética, ha hecho suficientes análisis como para sospechar que podría ser una manera barata y fácil de controlar algunos de los peores efectos del cambio climático. Según sus cálculos, si las operaciones comenzaran en 2020, tomaría 25.000 toneladas métricas de ácido sulfúrico reducir a la mitad el calentamiento global después de un año. Una vez iniciado el proceso, la inyección de ácido sulfúrico procedería en forma continua. Para 2040, harían falta unos 11 aviones liberando aproximadamente unas 250.000 toneladas métricas por año a un costo anual de US$ 700 millones para compensar el creciente calentamiento causado por los niveles de dióxido de carbono. Para 2070, calcula, el programa necesitaría estar inyectando algo más de un millón de toneladas por año usando una flota de cien aviones.