El argumento es proteger al gobierno y los sistemas privados de computación.. La reforma en ciberseguridad está detallada en la Iniciativa amplia en Ciberseguridad nacional y busca aumentar el pase de información entre empresas privadas y el gobierno, aumentar las capacidades de contrainteligencia y ampliar la cibereducación en el gobierno federal.
No se sabe aún si el congreso, donde los republicanos tienen mayoría, aprobará el financiamiento de las medidas propuestas por Obama.
El presidente, obsesionado con una supuesta amenaza grave a la ciberseguridad, insiste en la necesidad de que colaboren entre sí las empresas de tecnología y las de telecomunicaciones justamente para combatirla. Los críticos, por su lado, se pr4egtuntan por qué una compañía- o para el caso, un individuo—habría de confiar en un gobierno que no tiene empacho en hackearlas.
Mike Rogers, director de NSA, defiende el plan del gobierno de mantener “puertas traseras” en las compañías de tecnologías. Rogers montó una elaborada defensa de la estrategia de ciberseguridad de Obama y busca calmar las dudas sobre el acceso estructural a los datos de las compañías. Según él las “puertas traseras” no dañan la privacidad, tampoco comprometen la encriptación y tampoco arruinan los mercados internacionales para los productos tecnológicos norteamericanos. Hablando ante criptógrafos y directivos de seguridad de empresas tecnológicas y reporteros de la New América Fundación en Washington dijo que el ciberataque contra Sony Picures por parte de Corea del norte mostró la urgencia y la dificultad de defenderse de posibles ataques.
Pero los expertos en privacidad digital y ciberseguridad questionan la necesidad de esa iniciativa burocrática de Obama acelerada luego del masivo ataque a Sony. Temen que, con la excusa de la seguridad, el gobierno aumentará su monitoreo de datos online.
