Nanotecnología: las grandes empresas llevan las de ganar

La nanotecnología es la vedette del mundo científico actual. Sus promesas de transformación son increíbles, pero sus exigencias de inversión también lo son. Por eso, entre la idea y la realidad media mucho tiempo y mucho dinero.

13 octubre, 2004

La nanotecnología es una de las áreas más activas de la investigación científica y comercial actual. El escrutinio, manipulación y creación comercial de objetos diminutos ha sido posible por los avances logrados en química, microscopía e ingeniería a escala muy fina. Es una rama de la tecnología que promete nuevos materiales, medicinas y electrónica, y la posibilidad de hacer máquinas de tamaño molecular. Los productos que usan nanotecnología ya están en el hogar, en la farmacia, en la ropa y hasta en las canchas de tenis.

La nanotecnología está atrayendo a las grandes empresas. IBM ya ha hecho varias importantes incursiones en el terreno. También Intel, Dow Chemical, DuPont y Mitsubishi. Las fabricantes de computadoras llevan varios años usando nanotecnología para la producción de discos duros. Pilkington, fabricante británico de vidrio, usa una ciencia muy parecida para fabricar vidrio autolimpiante.

Hay, también, una cantidad de nuevas empresas, o desprendimientos de otras, interesadas en ese campo. Nanophase, una de las primeras empresas de nanotecnología que cotizó en bolsa, hace diminutas esferas de óxido de aluminio que aplica a las pantallas solares. Son tan pequeñas que se desparraman tan parejamente por la crema que aportan mejor protección contra el sol que las cremas convencionales.

Otra start-up, Nano-Tex, afirma que su tecnología crea ropa que no se arruga ni se mancha. Y se dice que la pelota de tenis de Wilson Double Core rebota mejor que las comunes gracias a una cobertura hecha con un nanocompuesto que es una combinación de partículas de nanoarcilla y polímeros de goma desarrollados por Inmat.

Pero el desafío para las pequeñas compañías es enorme. La investigación es cara y a menudo comprende muchas disciplinas diferentes y necesita equipamientos costosísimos. Cuando un grupo es un desprendimiento de alguna universidad tiene a su favor el fácil acceso a expertos y estudiosos, pero la nanotecnología exige técnicas de fabricación extraordinariamente precisas que obligan a enormes inversiones. Nanophase ha dicho que le llevó 10 años y US$ 40 millones llegar a su método para producir nanomateriales.

Gigantes como GE tienen no sólo los recursos necesarios para realizar la investigación básico sino también los medios para equipar sus plantas, comprar los microscopios millonarios que hacen falta e instalar los equipos de fabricación que hacen falta para convertir las grandes ideas en realidades comerciales.

La nanotecnología es una de las áreas más activas de la investigación científica y comercial actual. El escrutinio, manipulación y creación comercial de objetos diminutos ha sido posible por los avances logrados en química, microscopía e ingeniería a escala muy fina. Es una rama de la tecnología que promete nuevos materiales, medicinas y electrónica, y la posibilidad de hacer máquinas de tamaño molecular. Los productos que usan nanotecnología ya están en el hogar, en la farmacia, en la ropa y hasta en las canchas de tenis.

La nanotecnología está atrayendo a las grandes empresas. IBM ya ha hecho varias importantes incursiones en el terreno. También Intel, Dow Chemical, DuPont y Mitsubishi. Las fabricantes de computadoras llevan varios años usando nanotecnología para la producción de discos duros. Pilkington, fabricante británico de vidrio, usa una ciencia muy parecida para fabricar vidrio autolimpiante.

Hay, también, una cantidad de nuevas empresas, o desprendimientos de otras, interesadas en ese campo. Nanophase, una de las primeras empresas de nanotecnología que cotizó en bolsa, hace diminutas esferas de óxido de aluminio que aplica a las pantallas solares. Son tan pequeñas que se desparraman tan parejamente por la crema que aportan mejor protección contra el sol que las cremas convencionales.

Otra start-up, Nano-Tex, afirma que su tecnología crea ropa que no se arruga ni se mancha. Y se dice que la pelota de tenis de Wilson Double Core rebota mejor que las comunes gracias a una cobertura hecha con un nanocompuesto que es una combinación de partículas de nanoarcilla y polímeros de goma desarrollados por Inmat.

Pero el desafío para las pequeñas compañías es enorme. La investigación es cara y a menudo comprende muchas disciplinas diferentes y necesita equipamientos costosísimos. Cuando un grupo es un desprendimiento de alguna universidad tiene a su favor el fácil acceso a expertos y estudiosos, pero la nanotecnología exige técnicas de fabricación extraordinariamente precisas que obligan a enormes inversiones. Nanophase ha dicho que le llevó 10 años y US$ 40 millones llegar a su método para producir nanomateriales.

Gigantes como GE tienen no sólo los recursos necesarios para realizar la investigación básico sino también los medios para equipar sus plantas, comprar los microscopios millonarios que hacen falta e instalar los equipos de fabricación que hacen falta para convertir las grandes ideas en realidades comerciales.

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