domingo, 24 de noviembre de 2024

Microsoft vislumbra el ocaso de los smartphones

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Lo que se conversa en los pasillos del gigante creado por Bill Gates es que comprar un nuevo Smartphone se ha vuelto un hecho tan excitante como comprar una nueva heladera.No desaparecerá, pero dejará de ser el centro de la vida.

Los teléfonos son hoy lo que fueron las laptop hace diez años.  El diseño y el propósito ya están fijos y bien comprendidos. Todo lo que queda son mejoras incrementales: hacerlos más delgados, agregarles más potencia o alguna característica nueva.

De ahora en más, la verdadera innovación se dará fuera del teléfono: en apps, en la nube y otros dispositivos conectados  “Estamos en el nudo de una transición  hacia un mundo en que la tecnología va con nosotros y nos rodea”. Phillipe Kahn, uno de los grandes inventores de la tecnología móvil, cree que muy pronto ya no llevaremos la tecnología en dispositivos, la tecnología va a estar presente en todo.  Vamos a tener que olvidarnos de la tecnología”.Curiosamente, ese nuevo mundo implica una amenaza para las apps tal como las conocemos.

Esto no quiere decir que los smartphones estén liquidados como negocio. Hay 3.500 millones en un planeta habitado por 7.000 millones de personas. O sea que hay. Esto deja, tal vez, otros 1,000 millones de clientes potenciales si descartamos los niños menores y todos los que viven con menos de US$ 1,25 por día y las abuelas  que siguen aferradas a sus sapitos Nokia.  Y casi todos los que tienen un Smartphone hoy comprarán otro en un par de años o antes.  Po0r eso Apple está valuada en más de US$ 600.000 millones.

 

A pesar de todo esto, con el correr del tiempo, cada vez vamos a ir dependiendo menos de nuestros teléfonos y vamos a hacer más cosas conectándonos a aplicaciones y servicios de diversas maneras.  La atención no se centrará tanto en la pantallita sino en el éter, porque sentimos que las aplicaciones están en el aire, rodeándonos y que las podemos usar mediante los dispositivos conectados  que encontramos.

Los consumidores jóvenes ya están virando en esa dirección.  En una encu7esta realizada por Ericsson ConsumerLabs y dada a conocer en diciembre, la mitad de los respondentes dijo que para 2021 tal vez ya no estén usando teléfonos. Calculan acceder a las aplicaciones en lo que llaman modos más convenientes.

¿Como qué, por ejemplo? Autos. Hoy, si queremos escuchar música de Spotify y mapas GPS y llamadas de voz en el auto. Llevamos el teléfono0 al auto, lo depositamos en un soporte  y tratamos de manejar la pantalla con el pulgar a 2100km por hora. Va a llegar un momento en que nos dare3mos cuenta de3 que esto es un disparate muy peligroso. La próxima década nos conectaremos a todo eso mediante el panel de comandos. En lugar de abrir una aplicación separada y especial para hacer algo,  diremos lo que queremos y “el genio” nos lo concederá.

 

El programa Echo de Amazon y el Siri de Apple son pasos en esa dirección.  Se instala un Echo en el hogar y el dispositivo cilíndrico escucha constantemente nuestros pedidos.  Su software entiende una frase bien pronunciada, luego va a la nube y lo ejecuta.  La tecnología todavía está en forma rudimentaria, pero ya podemos ver que es una forma mucho más sencilla de hacer las cosas.

 

No habrá un dispositivo único que reemplace al teléfono. Lo harán la nube y el software de inteligencia artificial. Nos conectaremos a través de cualquier cosa: un smartwatch, anteojos, la mesada de la cocina, el auto, Echo, Nest, Fitbit, Oculus Rift. Motorola Mobility acaba de patentar un dispositivo que se implantará debajo de la piel y responderá a órdenes orales. Si un servicio tiene que saber quiénes somos, podrá escanear nuestra voz, rostro o huellas dactilares.  Ya no tendremos que recordar incontables contraseñas y claves.

Hoy cada app se concentra en un servicio. Por eso tenemos que saber cuál app necesitamos. Eso es una barrera cuando queremos hacer algo. La tecnología tiene que actuar más como un asistente personal que ya sabe nuestras preferencias y entiende nuestras órdenes.

 

Además, ¿quién quiere instalar una montaña de apps en el reloj, el auto, el teléfono o cualquier dispositivo? Es una locura. Según un director de Google, Aparna Chennapragada, la meta es derrumbar las barreras que separan a las apps para que un software como GoogleNow, Siri o Echo puedan mnezclar los servicios para realizar la tarea que se les pide.  Una vez que eso ocurra,  ya no pensaremos en las apps como lo hacemos ahora. Es más, es posible que dejemos de pensar en apps.

 

El dispositivo físico del Smartphone no va a desaparecer, como tampoco desaparecieron las laptop, seguiremos mirando videos, sacando fotos y hablando cuando estamos en movimiento. Pero ya no será el centro de nuestra vida tecnológica, será simplemente un auxiliar.

 

En eso también se comparan con las laptop. No hace mucho las nuevas laptop creaban mucha expectativa. Llevaban nuestra vida en sus discos rígidos y eran nuestra ventana al mundo a través de Internet. Ahora las consideramos más bien una herramienta de trabajo y las nuevas no son demasiado diferentes de las que comprábamos hace unos años. Un futuro muy parecido les aguarda a los smartphones

 

Lo interesante va a estar en otro lado: en que la heladera de próxima generación se conectará a la red y vendrá con sensores e inteligencia artificial para ocuparse de las cosas importantes, como entender lo que acabamos de pedir para comer o advertir que nos estamos quedando sin cerveza.

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