¿Podría un robot diseñado como compañero sexual alguna vez sentir algo parecido al amor? Con esta pregunta comienza el británico Ben Sullivan un artículo en que relata los debates de esta semana en una conferencia sobre ese tema.
La segunda pregunta, entonces, es: ¿podría un ser humano con inteligencia emocional llegar a enamorar se un robot? Y finalmente: ¿las relaciones íntimas entre humanos y robots podrán alguna vez llegar más allá del sexo?
Ese es el tema que se debatió este semana en “Human Choice and Computers Conference” en Manchester, Reino Unido, en la que académicos e investigadores discutieron sobre las relaciones de la humanidad: sexuales, románticas y de cualquier tipo, con sus colegas de Inteligencia artificial.
Los robots sexuales existen desde hace algunos años, ya no habitan el ámbito de la ciencia ficción.
Pero en 2016, cuando la inteligencia artificial le puede ganar a un ser humano en un juego mucho más difícil que el ajedrez, todavía hay que pre-programar con personalidad hasta el más avanzado “robot sexual”
El modelo RoxxxyGold de Companion.com viene con una personalidad de base, que hace que a ella le “guste lo que a su pareja le gusta, le desagrada lo que a su pareja le desagrada”, pero en todo lo que se refiere a variedad emocional, las personalidades extra tienen que comprarse e instalarse.
La pregunta actual, entonces, es si esos robots alguna vez lograrán superar esa carencia de alma con ayuda de la inteligencia artificial de manera de brindar una forma más amorosa de compañía. O sea, si un robot sexual podrá amar y ser amado.
Prácticamente todos los académicos participantes dan una respuesta negativa contundente.
Charles Ess, catedrático de la Universidad de Oslo, dijo: “Las emociones artificiales podrían hacer maravillas en un sentido terapéutico, pero no son comparables a la realidad. A la larga, lo que uno quiere como persona es ser amado por lo que somos. Los robots solo pueden imitar eso. Y eso lo sabemos porque los compramos o los alquilamos, y eso es una imitación”.